La victoria de este domingo ante Valencia Basket en el Palacio de los Deportes no fue una más. Fue un mensaje. El UCAM Murcia ganó en casa y, tras once jornadas, se sitúa como segundo clasificado de la Liga ACB, solo por detrás del Real Madrid. No por sorpresa, no por inercia, sino por coherencia.
Hay equipos que empiezan bien una temporada y generan ruido. Y hay otros, como este UCAM Murcia, que empiezan bien y generan algo mucho más incómodo para el rival: certeza. Un equipo que sabe quién es, a qué juega y cómo competir cada noche, independientemente del escenario.
UCAM Murcia, segundo en la ACB tras once jornadas
La clasificación no engaña. Once partidos, nueve victorias, solo dos derrotas y una sensación constante de control competitivo. El UCAM no solo gana, sino que suele hacerlo desde la solidez, desde el convencimiento de saber qué tipo de partido quiere jugar.
Además, los números acompañan: más de 90 puntos a favor por partido y apenas 79 en contra, situándose entre los mejores equipos de la liga en ambos apartados. Un diferencial que no se construye en una semana, sino a lo largo de un proceso.
La huella de Sito Alonso: un proyecto con identidad desde 2019
Nada de esto se entiende sin mirar al banquillo. Sito Alonso llegó a Murcia en 2019, y desde entonces el UCAM ha dejado de ser un equipo imprevisible para convertirse en un proyecto reconocible. Con picos, con momentos difíciles, pero siempre con una idea clara.
La temporada 2023/24 fue el gran punto de inflexión, alcanzando la final de la ACB y proclamándose subcampeón. Muchos lo interpretaron como un año excepcional. Hoy, este inicio de curso demuestra que fue algo más: la confirmación de un modelo.
Sito ha construido un equipo que sabe competir sin depender del talento puro, que entiende el esfuerzo como base y que no negocia la intensidad. Y eso, en una liga como la ACB, marca diferencias.
El rebote como seña de identidad del UCAM Murcia
Si hay un aspecto del juego que define a este UCAM es el control absoluto del rebote. Murcia es el mejor equipo reboteador de la ACB, liderando tanto el rebote defensivo como el global, y situándose además entre los mejores en rebote ofensivo.
Más de 40 rebotes por partido no son una casualidad estadística. Son una declaración de intenciones. Cada tiro fallado del rival es una oportunidad cerrada. Cada lanzamiento propio, una posibilidad de segunda opción.
Un trabajo colectivo, no individual
Sander Raieste y Emanuel Cate aparecen en el top-10 de reboteadores de la liga, pero lo verdaderamente significativo es que el rebote es una responsabilidad colectiva. Los exteriores cargan el rebote largo, los interiores sellan, y nadie desconecta tras el tiro.
Ese dominio del rebote explica muchas cosas: menos posesiones para el rival, menos puntos encajados y una sensación constante de desgaste en el oponente.
Defensa, orden y madurez competitiva
Murcia no es un equipo que viva de correr sin control. Juega a un ritmo medido, selecciona bien sus tiros y defiende cada posesión como si fuera decisiva. Los datos avanzados lo respaldan: rating defensivo entre los mejores de la liga y un diferencial neto claramente positivo.
El UCAM no necesita robos espectaculares ni tapones constantes. Su defensa se basa en estar donde toca, en cerrar líneas de penetración y en obligar al rival a tirar incómodo. Y cuando el tiro no entra, el rebote pone el punto final a la posesión.
Un ataque equilibrado y sin dependencia extrema
En ataque, el equipo no gira alrededor de una sola figura. David DeJulius es el máximo anotador, pero su impacto va más allá de los puntos. Anota dentro del sistema, sin romperlo. A su lado, Dylan Ennis aporta dirección, lectura y liderazgo, siendo además el principal generador de juego del equipo.
Roles claros y jugadores que encajan
Raieste aporta físico y consistencia. Cate intimida cerca del aro. Cacok suma energía y eficacia. Nakic castiga desde el perímetro cuando la defensa se cierra. Forrest y Sant-Roos sostienen muchas cosas que no siempre se reflejan en la estadística, pero sí en el resultado.
El resultado es un equipo que anota con eficiencia, que no fuerza y que entiende cuándo acelerar y cuándo bajar el ritmo. Un ataque maduro, propio de un bloque trabajado.
¿Hasta dónde puede llegar este UCAM Murcia?
Esa es la gran pregunta. El calendario es largo, la ACB no perdona y habrá momentos de dificultad. Pero este UCAM no transmite fragilidad. Transmite confianza en lo que hace.
No es el equipo más mediático ni el más brillante. Pero sí es, ahora mismo, uno de los más fiables de la competición. Y cuando un equipo sabe defender, rebotea como nadie y juega con criterio, el techo suele estar más alto de lo que parece.
Quizá el objetivo no sea repetir una final. Quizá sí. Lo que está claro es que este UCAM Murcia ha dejado de ser una sorpresa para convertirse en una realidad consolidada.
Y eso, en la ACB, es decir mucho.
Ficha del autor
Periodista +15 años en la profesión. Los números no engañan.
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