Dennis Schröder ha firmado una de las actuaciones más impactantes en la historia reciente del baloncesto europeo al liderar a Alemania en la conquista del EuroBasket 2025 y llevarse el título de MVP del torneo. No sólo por el resultado colectivo, sino por su capacidad de decidir, crear juego y asumir responsabilidad en todos los momentos críticos. Sin embargo, su rendimiento y determinación en FIBA siguen siendo mucho más notables que lo que ha mostrado a lo largo de su carrera en la NBA.
Schröder concluyó el EuroBasket 2025 promediando 20.3pts/7.2asits/3.4rebs por partido, con casi 20 de valoración media, cifras que lo ubican como uno de los líderes absolutos del campeonato, además de marcar un +/- de +15.6 cada vez que estuvo en pista, confirmando su impacto en ambos lados del campo. En la final contra Turquía, fue autor de seis puntos consecutivos en el último minuto y capturó un rebote fundamental, sellando así la victoria y el título para Alemania.
Más allá de sus números, Schröder se convirtió en el segundo alemán de la historia en superar los 500 puntos en EuroBasket y se ubicó en el top 25 de máximos anotadores históricos del campeonato, con 631 puntos en cuatro ediciones. Además, llegó al cuarto puesto en el ranking de asistencias desde que se registran datos de manera oficial. Su actuación le permitió compartir el quinteto ideal junto a figuras como Wagner, Doncic, Giannis y Sengun.
El contraste con su carrera NBA es notorio. Aunque ha tenido temporadas de titular con promedios cercanos a los 18 puntos y 6 asistencias, casi nunca ha gozado del liderazgo absoluto ni de la libertad táctica que sí exhibe en Alemania. La cultura FIBA prioriza la inteligencia colectiva, la toma de decisiones y la adaptabilidad sobre la individualidad y los roles estáticos de la NBA: Schröder destaca en ese ambiente porque lee mejor el juego, asume riesgos y tiene libertad para crear, mientras que en la NBA su papel suele limitarse al de base anotador o suplente de los equipos donde juega. Además, en Europa es el epicentro ofensivo y defensivo de una selección muy cohesionada. Los sistemas le dan espacio para explotar su creatividad, como demostrar pic and roll, atacar desequilibrios y alternar el juego exterior-interior. En la NBA, la rotación y la jerarquía de estrellas restringen ese protagonismo, obligándolo a adaptarse a roles secundarios. En palabras de muchos analistas y ex jugadores, «el contexto FIBA es su hábitat natural: ahí puede decidir, ser líder y marcar diferencias».
La trayectoria de Schröder en los últimos tres años, con doble MVP en Mundial y Europeo, lo ubica entre los bases más decisivos en la historia moderna de FIBA. Su caso refuerza el debate sobre la diferencia de estilos y cómo ciertos jugadores florecen en ecosistemas colectivos y tácticos donde su talento y carácter pueden ser totalmente aprovechados. El base alemán no solo ha hecho historia liderando a Alemania al oro europeo, sino que, una vez más, demuestra que su mejor versión aparece donde el baloncesto pone por delante la inteligencia y el liderazgo sobre el físico y el espectáculo individual. El baloncesto FIBA utiliza su mente y su carácter; la NBA lo encasilla y lo limita. Y ahí, en esa frontera, Alemania encuentra a uno de los mayores referentes del básquet internacional en la actualidad
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Periodismo UMA / Nadador Club Mediterráneo Málaga
En 'Tiempo de Basket' desde el 07.02.2022







