Joel Embiid, pívot de 7 pies, desde el principio de su «corta» trayectoria por la NBA ha tenido mala suerte con las lesiones, siendo drafteado en el 2014 y no ver acción con los 76ers hasta la campaña 2016-2017. En dicho periodo solo jugó 31 partidos pero lo mejor estaba por venir.
Joel Embiid hacia el MVP
A pesar de que seguía perdiéndose partidos constantemente, la siguiente temporada veríamos el nacimiento de uno de los jugadores más dominantes de los últimos años y fijo titular para la conferencia Este en el All Star Game. Su mejor temporada en todos los sentidos ha sido cuando llevaron a los Raptors campeones en 2019 hasta el último segundo de un Game 7. Además, participó en 64 encuentros de RS y 11 de Playoffs, con números que estaban siendo los mejores de su carrera. Eso hasta la temporada en curso.
Esta campaña, con el paso de las jornadas Philadelphia ha permanecido la mayor parte del tiempo como líder de conferencia, y esto se debe entre tantas cosas al sobresaliente juego defensivo de piezas como Ben Simmons y Matisse Thybulle, a que las piezas de rol comienzan a rendir un poco más de lo que se esperaba, a Danny Green siendo garantía desde la tercera dimensión, a Tobias Harris rozando el All Star de la mano de Rivers y principalmente por el mismo Joel a nivel MVP.
¿Por qué decimos que está a un nivel MVP?
Basta con ver los partidos. Es superior físicamente que casi todos los jugadores que lo encaran, en el mid range es una amenaza inminente, tiene un juego de pies que pocos jugadores de su tamaño poseen, un tiro de 3P que sigue estando lejos de ser uno de los mejores de la liga, pero que constantemente ha pulido dicho rubro y que no nos extrañe que pronto llegue al 40% de acierto.
Hablando de los tiros libres, es verdad que la cuestión está siendo excesiva. Tomando en cuenta las 4 campañas anteriores, su promedio de intentos desde el TL fue de 8,4 y en la 2020-2021 está siendo de 11,8. Sus porcentajes son muy buenos para ser un hombre grande en la liga actual con un 85,3% de acierto (máximo de carrera) y a pesar de que más de alguna falta la vende él mismo, la mayoría de ellas son por la incapacidad de sus marcadores por detenerlo sin cometer la falta.
Está demostrando sus máximos de carrera en: Puntos (29,9) % en Tiro de Campo (51,2%) % en 3P (37,8%) intentos y % en Tiro Libre (expuesto en el párrafo anterior) robos y +/- a favor.
En las últimas semanas ha tenido highlights que muy probablemente veríamos en un vídeo de los mejores momentos al final de su carrera. Consiguió su career High (50pts) frente a los Chicago Bulls, un par de stepbacks como si fuera el mismo James Harden y demostrando que puede ser clutch con un triple frente al mejor equipo de la NBA: Utah Jazz.
Múltiples partidos de +30pts, anotando al medio tiempo +20, registrando casi todas las noches un doble-doble y replicando números que no veíamos desde leyendas de la franquicia como Wilt Chamberlain o Charles Barkley.
En conclusión, es probable que se quede corto en la carrera por el MVP, principalmente porque se ha perdido muchos partidos y otros jugadores han demostrado ser más constantes en este sentido, pero que tiene todo el mérito para conseguirlo por el nivel individual y porque su equipo es uno de los mejores de la liga. La narrativa estaba a su favor, y probablemente sea un «What if» si hubiera jugado al menos el 80% de partidos.
Veremos que sucede en Playoffs.
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