En una liga donde los pívots versátiles escasean, Myles Turner está firmando unos playoffs que anticipan un contrato millonario este verano. El interior de los Pacers termina contrato esta temporada y su perfil no abunda: puede anotar con facilidad, lanza desde el triple con eficacia —incluido un espectacular 4/4 en el cuarto partido contra los Cavs—, protege el aro como pocos y posee una movilidad en defensa que encaja perfectamente con el ritmo actual de la NBA.
A sus virtudes se le suma un rendimiento sólido en postemporada. Contra Milwaukee, promedió 16,8 puntos y 4,8 rebotes, siendo clave en el cierre de la serie con 23 y 21 puntos en el cuarto y quinto partido. En las semifinales de conferencia ante Cleveland, sus números se han mantenido 16,5 puntos y 7,2 rebotes por noche, dando muestras de consistencia y fiabilidad. Su media global en estos playoffs: 17,2 puntos y 6 rebotes por partido. Números notables, sin necesidad de acaparar balón.
Pero más allá de las estadísticas, Myles Turner encaja como anillo al dedo en cualquier esquema moderno: ayuda a la circulación de balón, pone bloqueos efectivos y se mantiene siempre disponible para finalizar jugadas. Su capacidad para abrir la pista con el triple y su instinto taponador hacen que sea uno de los pocos interiores en la liga que pueden influir en ambos lados de la cancha sin necesidad de grandes cifras de uso ofensivo.
El de Texas está demostrando que vale cada dólar que pida este verano. No será una superestrella, pero en un ecosistema cada vez más competitivo, su perfil híbrido y su madurez en pista lo convierten en un activo de élite. Equipos con aspiraciones altas —y con margen salarial— deberían tenerlo muy presente. Myles Turner no es solo un buen pívot. Es un pívot hecho a medida para ganar.
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Periodismo (Eusa Sevilla)
En 'Tiempo D3 Basket' desde el 02.11.2023