Nosotros, los Chicago Bulls, una vez fuimos los mejores, aunque de eso ya no queda más que vestigios. Recuerdos de Jordan llorando, abrazado al trofeo, volando para machacar, haciendo fintas que driblaban a todo el equipo rival para dar una asistencia o tirar sin cobertura rival.
Recordando a los Chicago Bulls de Michael Jordan
Porque no sólo fuimos los mejores, también teníamos al mejor, Michael Jordan. Fue, en gran medida, la clave del éxito de esos Chicago Bulls para conseguir esos dos three-peat.
No estuvo sólo, claro, en los primer tres le acompañaron: Pippen, Horace Grant, Paxson, Armstrong y Cartwrigth; Y en el segundo le acompañaron: Pippen, Kerr, Kukoc, Rodman, Ron Harper, Burrell y Wennington entre otros; Siempre entrenados por Phil Jackson, el mejor entrenador de la historia para muchos, un revolucionario con el sistema del triángulo.
Pero bueno, hoy no he venido aquí a hablar de Jordan, de los jugadores con los que jugó, ni de su entrenador.
Hoy estoy escribiendo esto para recordar, qué hace treinta años, Chicago caía, por segundo año consecutivo, en finales de conferencia ante los bad boys.
Un verano, seguramente no tan raro como este, los Bulls se metían en el gimnasio con un único propósito, superar, tanto física, como mentalmente, el año siguiente a los Detroit Pistons.
No cabe decir nada más, lo consiguieron, dejando una de las escenas más icónicas hasta la fecha, cuando, el banquillo de los Pistons, abandonó la cancha antes del final, sin felicitar, a los que iban a reinar esa década.
Tras los tres primeros anillos, Michael Jordan se retiro, y los Chicago Bulls cayeron, pero dos años después del retiro, y de su paso por el béisbol, M.J. volvió, y los Bulls con él. Tras los dos anillos de los Rockets, Chicago volvía a ganar tres anillos consecutivos, consumando, en este segundo three-peat, un récord de más victorias en la regular season, 72-10. Al menos, tenían el récord hasta que Golden State Warriors lo superó con un 73-9, eso sí, no lo culminaron, como si hicieron los Bulls ganando el campeonato de la NBA.
Desde hace treinta años lo que más cerca se ha estado, no de ganar el anillo, si no de ser un equipo ganador, fue a principios de la década de 2010, con Rose como líder; Butler y Noah como segundas espadas.
Tras la lesión de Derrick Rose, no se ha vuelto a ver, en Chicago, un equipo ganador. Ningún equipo campeón desde la temporada 97-98, la famosa temporada, ‘The last dance’.
Ahora, con la llegada a los despachos de Karnisovas y Eversley, el núcleo joven en el vestuario compuesto por: LaVine, White, Markkanen, Gafford y Carter Jr; y, a falta de un entrenador que caiga en pie en el vestuario, ya que Boylen ha quedado claro que no cuenta con el beneplácito de jugadores, afición y su relación con la nueva directiva, no es buena.
La ciudad del viento cuenta con, más pronto que tarde, volver a ver a su equipo disputando y ganando anillos.
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Seguidor del Valencia CF y de los Chicago Bulls. NBA y Fútbol.
En 'Tiempo de Basket' desde 23.06.2020