“El Baskonia tiene un objetivo muy claro: la estabilización. Durante las temporadas anteriores hemos jugado para no bajar. Ahora buscamos asentarnos en la categoría y entrar en el grupo de buenos equipos, como por ejemplo Cacaolat Granollers, los que luchan siempre por dar la sorpresa. El Baskonia ha llegado a una fase donde no debe limitar su ambición, pues esto es muy malo. Hay que subir un escalón y conseguir una plantilla equilibrada.” Estas palabras de Xabier Añúa, entrenador del Caja de Álava (Baskonia), al inicio de la temporada 1984/85 marcaron un antes y un después en la historia del club vitoriano.
El Baskonia y la Copa Asociación de 1985
La Copa Asociación, una competición creada por la Asociación de Clubes de Baloncesto española (ACEB) no tuvo buen calado. Quizás por su intrínseco formato inicial o porque sirviera para que algunos equipos “alargaran” un poco más su temporada, pero no fue un torneo que interesara en exceso a los equipos de la nueva ACB y que a lo largo de su desarrollo arrastró todo tipo de críticas.
Este campeonato fue cambiando su formato y denominación. Sólo tuvo cinco ediciones con equipos pertenecientes a la ACB, desde 1985 hasta 1991. Tras unos años sin disputarse, se reanudó su competición en 1997. Pero ya participaban únicamente equipos de LEB.
Copa Asociación 1985
En esta primera edición participaban los equipos que eran eliminados del playoff por el título. Los primeros en jugarla fueron el Caja de Álava, Español de Barcelona, Fórum Filatélico de Valladolid y el Clesa Ferrol.
Los equipos que perdían una eliminatoria no eran descartados para continuar, sino que debían perder dos eliminatorias. Los conjuntos que eran eliminados en cuartos de final de los playoffs se incorporaban en siguientes eliminatorias y se llegaron a jugar un total de cinco. Ciertamente era “un poco” enrevesado este formato.
De esta forma, llegaban a la final el Caja de Álava y el CAI Zaragoza.
La Final
La población de Villanueva de la Serena (Badajoz) fue escogida, apenas diez días antes de su celebración, como sede de la final de este torneo. Sirvió, además, para inaugurar oficialmente el polideportivo municipal, con una capacidad para mil personas. Este aforo se uvo que ampliar con sillas ante la demanda de entradas para presenciar el encuentro.
Mientras que en el conjunto vitoriano tuvo la ausencia de Miguel López Abril, en el CAI Zaragoza su entrenador no pudo contar ni con Fernando Arcega (lesionado) ni con Claude Riley que ya se había vuelto a Estados Unidos una vez vencido su contrato.
Los dos equipos comenzaron el encuentro con defensas individuales. Tras un parcial de 2-7 favorable al CAI, el Caja de Álava impone su ritmo de juego y merced al acierto en el tiro de Alberto Ortega y, sobre todo, de Josean Querejeta propician que, a los nueve minutos de partido, el marcador releje un 25-17 favorable a los vitorianos.
El estilete de los maños es Zapata, que ante la ausencia del mayor de los Arcega y de Riley, toma las riendas ofensivas, manteniendo con sus rebotes y su acierto de cara al aro a su equipo en el partido.
Xabier Añúa solicita un tiempo muerto al ver que en dos minutos los maños se acercan en el marcador: 30-27. No quiere demasiadas relajaciones, tras el buen inicio de su equipo.
En ese momento, un cambio defensivo del conjunto vitoriano que se sitúa en una zona 2-3, causa problemas al ataque del CAI y rápidamente Pepe laso solicita un tiempo muerto para intentar recomponer a sus jugadores.
“Hay que recordar, llegados a este momento y para seguir un poco de cerca la actuación de los colegiados, que el sr. Betancort, que hoy hace de principal, en toda la liga ha pitado una vez como principal y dieciséis veces como auxiliar, y el sr. Pizarro no pitó nunca como principal y catorce veces como auxiliar. Lo decimos por algunas interpretaciones que han tenido hasta el momento y que pueden tener los encargados de dirigir esta final”, comenta Pedro Barthe tras pitar los colegiados unos pasos a Garaialde, bastante dudosos, que pararon un contraataque del jugador vitoriano cuando encaraba la canasta rival sin oposición.
Las puntualizaciones de pedro Barthe, que nunca “da puntadas sin hilo”, en esta ocasión iban dirigidas a la elección de los árbitros por parte del colegio arbitral. Debido a que se trata del último torneo oficial de la temporada, bien podrían a ver elegido a dos árbitros que hubieran actuado como principales durante el año. Así darían, por parte de todos, la importancia que merecía esta final.
Y es que algunas decisiones, eran más que discutibles hasta ese momento.
John Garris está realizando un partido bastante discreto, tanto en anotación como en rebotes. Ante la ausencia de Riley, debería dar un paso adelante para suplir la falta de su compañero.
El Caja de Álava poco a poco va aumentando las diferencias en el marcador: 41-27.
En una entrada a canasta de ortega, Manel Bosch le sujeta el brazo. El colegiado sr. Pizarro señala falta intencionada: dos tiros para el jugador vitoriano. Ante las protestas de Pepe Laso en la mesa de anotación, el sr. Betancort da canasta sin sancionar la falta.
“Y es que han dado por válida la canasta. Primero estaban indicando, claramente se agarró la muñeca con la otra mano en alto, personal intencionada. Y lo han convertido en canasta válida”, aclara Pedro Barthe en la retransmisión.
¡Cuánta razón tenía el comentarista al incidir en sus comentarios, hasta este momento, sobre las distintas apreciaciones de los colegiados!
A falta de dos minutos para el descanso, Terry White comete su cuarta falta personal. Llevaba 12 puntos y 6 rebotes. Rápidamente lo sustituyen por Vicente Lafuente. Es el primer cambio del encuentro para el conjunto vitoriano. Esto da una idea de la poca profundidad de banquillo que había en aquellos años: se basaban en un cinco titular y pocos cambios.
Finaliza la primera parte con el resultado de 59-40 favorable al Caja de Álava. Unos primeros veinte minutos marcados por el control del conjunto vitoriano a raíz de tomar ventajas en el electrónico.
Mucho tendrá que cambiar la situación para el CAI en la segunda parte para remontar el encuentro. Teniendo en cuenta que sus hombres altos, Zapata y Garris, se encuentran con 4 faltas personales.
Las claves hasta el momento se encuentran en el tiro: mientras el Caja de Álava había conseguido 22 canastas de 29 intentos, el CAI sólo había materializado 15 de 42 lanzamientos.
Antes de reanudarse el encuentro, Pedro Barthe intentaba explicar a los televidentes el intrínseco sistema de competición: “Un torneo que se ha desarrollado bajo un sistema de competición poco habitual. La primera vez que se pone en práctica en España. Un sistema por el que los equipos no quedaban eliminados al perder la primera eliminatoria, sino al perder la segunda. Y después de muchas rondas, cinco, y con esta final 6, y de que no siempre intervinieron el mismo número de equipos de una serie de eliminatorias, han llegado a esta final el CAI Zaragoza y el Caja de Álava, que se deshicieron en semifinales del Cacaolat y del Estudiantes.”
Al comienzo de la segunda parte, Pepe Laso introduce al junior Ruiz Lorente junto a José Luis Díaz, López Rodríguez, Manel Bosch y Javier Zapata. Por su parte, Xabier Añúa pone en pista a Essie Hollis, Iñaki Garaialde, Josean Querejeta, Alberto Ortega y Vicente Lafuente.
El CAI Zaragoza intenta, con una defensa más presionante, reducir distancias en el marcador. Pero unos ataques y lanzamiento bastante precipitados impiden esa idea.
Merced a esa defensa se produce un campo atrás del Caja de Álava al realizar Garaialde un pase picado a Querejeta, y le da en las piernas involuntariamente. Como consecuencia, el balón se dirige al lado de la pista vitoriana y lo recupera Ortega. Los colegiados pitan esa infracción.
“Esta acción no ha quedado muy clarificada con el nuevo reglamento, que dice que cuando no es voluntario, el campo atrás no debe señalarse. Más involuntario que el que acabamos de ver, que el balón había rebotado en el pie de un jugador no se puede producir”, comenta Pedro Barthe sobre esta acción apelando al reglamento.
“Sí. Pero, de todos modos, como resulta que ha sido el mismo jugador del equipo de Vitoria el que ha tocado el balón con el pie, es una falta al reglamento que podría favorecer al mismo jugador que había hecho la infracción. Aunque haya sido de rebote”, añade José Félix Pons.
No todos tienen claro las nuevas normas. Sin embargo, los árbitros sí deberían tenerlo.
Garris sustituye a Manel Bosch y Añúa inmediatamente realiza el cambio de White por Lafuente, en un movimiento cual partida de ajedrez, para contrarrestarlo.
De un 71-55 se pasa a un 87-83 a falta de 3 minutos con una gran reacción del CAI Zaragoza. Zapata y White son eliminados por personales, con una más que discutible falta del jugador vitoriano. En esta remontada, destaca la aportación de Garris.
Muchos nervios en los banquillos con ambos entrenadores de pie dando instrucciones. A falta de 55 segundos, con 91-85 en el marcador, Pepe Laso solicita un tiempo muerto.
“El CAI se ha desgastado en la labor de recuperar esos 21 puntos de desventaja, 61-40, al principio de la segunda parte, y ahora quizás le va a faltar un poquito más de fuerza física para poder rematar esa sensacional remontada que había conseguido en el marcador. Afortunadamente para el Caja de Álava, hombres que se habían dormido en el principio del segundo periodo, como Hollis y Ortega, han despertado en el momento oportuno: cuando ya estaba a 2 puntos el CAI y parecía factible darle la vuelta al marcador. Falta ya fuerza física en el CAI para acabar de hacer esa hombrada de darle la vuelta a un marcador de 21 puntos adversos y han despertado en el momento oportuno los hombres de Xabier Añúa”, comenta Pedro Barthe en esos momentos.
“El CAI ha jugado a tope, al límite de sus posibilidades y le ha faltado algo más de tiempo para continuar con la misma fuerza, la misma potencia, la misma rapidez y el sentido de anticipación que han tenido durante casi toda la segunda parte”, incide José Félix Pons.
Al final del encuentro, el Caja de Álava se lleva la victoria de este intenso partido por 93-85. Una victoria que le da derecho al conjunto vitoriano de jugar la próxima temporada una competición europea: la copa Korac.
El mejor jugador del encuentro fue Josean Querejeta que, con un total de 30 puntos y principal protagonista del despegue alavés en el marcador, fue merecedor de este trofeo. Sin duda el estilete ofensivo de su equipo, no solo porque Hollis no fue el de las grandes ocasiones, sino por ser el mejor jugador nacional del conjunto vitoriano.
Reacciones tras el partido
Pepe Laso era la viva imagen de la desilusión: “Cuando pierdes nunca puedes estar contento, aunque en esa ocasión el ganador es el equipo de mi ciudad. Nosotros jugamos muy mal la primera parte y eso fue decisivo para el desenlace. En una final nunca se pueden dar tantas ventajas como nosotros, cuando en 20 minutos cedimos por 19 puntos. Notamos mucho las bajas de Arcega y Riley.”
Iñaki Garaialde: “Hoy hemos entrado en la historia del baloncesto.”
Essie Hollis: “En la liga no habíamos quedado como queríamos. En esta copa deseábamos demostrar lo que verdaderamente valemos, y lo hemos conseguido”.
Josean Querejeta: “La victoria ha sido muy importante para nosotros, ya que es la primera vez que vamos a poder jugar en Europa. Es un paso para que el club vaya hacia arriba.”
Xabier Añúa, que salió de los vestuarios visiblemente emocionado y con lagrimas en los ojos, declaró: “Siento una gran satisfacción por este título, que es el primero en mi carrera en la hora del adiós como entrenador. Fuimos a lo práctico y en la primera parte, nos salió un partido redondo, en la cual cogimos una amplia ventaja que al final nos ha servido para lograr el éxito, aunque hemos sufrido mucho con la zona del CAI, que no supimos romperla y por eso se nos complicó el partido.”
Dedicado a mis amigos baskonistas: Rafa Muntión, Iñaki Garaialde, Xabier Añúa, Sergio Vegas, Natxo Mendaza y @baskonitas.com
Fuentes: Revista Nuevo Basket, Xabier Añúa, Iñaki Garaialde @baskonistas.com, Mundo Deportivo, Televisión Española, YouTube, Confinados sin basket
Agradecimientos: Xabier Añúa e Iñaki Garaialde (por sus declaraciones), Natxo Andreu (por su apoyo en esta andadura y su empuje a hacerlo) y a Juan Carlos (por darme una oportunidad).
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