sábado, septiembre 30, 2023
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El sinuoso camino al éxito de John Starks

John Starks disfrutaba jugando a baloncesto en Madison Middle School. Sentía un gran aprecio y admiración por su primer entrenador Bob Hunt. Cuando cursaba noveno grado, Hunt se jubiló, y se hizo cargo del equipo el hermano de uno los chicos nuevos que se incorporaron ese mismo año. Procedían de otro centro donde el programa de baloncesto se había cancelado.

«Coach Hunt me trató siempre con justicia, pero el nuevo entrenador colocó a su hermano y sus compañeros por delante de los antiguos miembros del equipo a pesar de que yo era el mejor jugador del equipo».

Starks abandonó el equipo, no estaba dispuesto a soportar durante un año entero aquella situación. Su verdadero problema es cada vez que se distanciaba del baloncesto entraba en contacto con el alcohol y las drogas: beber cervezas y fumar marihuana ocupaban la mayor parte de su tiempo.

Siguió jugando a baloncesto durante el verano, pero cuando comenzó el nuevo curso renunció a jugar en el equipo del instituto porque nada había cambiado. Algo de ese carácter rebelde se debía a una parte de sangre de la tribu Creek que corría por sus venas. La abuela materna de su madre era una nativa que se estableció junto a los supervivientes de su tribu en Tuly, un término de la ciudad de Tulsa. Un amigo suyo lo convenció para intentar jugar en el equipo varsity de Madison. Pasó el corte pero el entrenador le dijo que podría estar un año entero en el banquillo, o jugar en el equipo junior varsity para formarse y tener minutos. Starks accedió e hizo una buena campaña promediando unos 17 puntos por partido. Por aquel entonces los Sixers eran su equipo y Maurice Cheeks su referente. Un altercado con el entrenador del equipo, en el que intervino su hermano Monty, provocó su expulsión del equipo. Estaba tan enfadado con el entrenador Butch Fisher, que desde ese mismo momento se propuso llegar a ser un jugador de baloncesto y demostrarle que estaba equivocado.

Consiguió un trabajo después de las clases a través de su hermano en la empresa de periódicos Tulsa World. Se encargaba de apilar papeles en fardos y colocarlos sobre las prensas. Ganaba $30 por semana. Starks trabajó en su juego e incluso entrenó por su cuenta para adquirir más potencia de salto. Soñaba con recibir una beca universitaria, sabiendo que su madre y su abuela no tenían dinero para costearle su educación. Sin embargo, estar apartado de las canchas no le hacía ningún bien. Las compañías que frecuentaba no era las idóneas para un adolescente. Además de ser un habitual consumidor de alcohol y drogas, comenzó a cometer pequeños delitos como robar equipos de música y llantas de los coches para costearse sus vicios.

En uno de aquellos robos, abandonaron un automóvil robado antes de fueran arrestados por la policía, era la segunda ocasión que esto ocurría. Starks decidió que había llegado demasiado lejos y que no quería seguir por aquel camino. Un año más tarde se enteró de la muerte de uno de sus amigos Daniel Cephus en un accidente cuando era perseguido por la policía.

Mediante un préstamo bancario pudo asistir a un pequeño centro universitario, Rutgers State College, ubicado en el área metropolitana de Oklahoma. Allí pasó a formar parte de su equipo de baloncesto, pero en el taxi squad, es decir, no formaba parte de la plantilla que tomaba parte en la competición sino que entrenaba con el equipo oficial. Cuando un jugador de la primera platilla se lesionaba, uno de los integrantes del taxi squad podía ocupar su lugar. Pero como era ya una costumbre en su corta trayectoria, no duró mucho allí, fue expulsado. Starks convivía en el campus en un edificio con el resto de jugadores de baloncesto del equipo. Uno de ellos llegó borracho una noche y destrozó la puerta de la habitación de Starks y sus dos compañeros. El decano de la universidad dijo que hubieran sido ellos o no tendrían que pagar el destrozo. En venganza Starks y sus compañeros robaron un aparato estéreo de música que él vándalo´tenía en su habitación. La universidad abrió una investigación y aunque la policía no tenía ninguna evidencia, presionó a uno de los muchachos que confesó el robo. El fiscal incluso solicitó una fianza de $5.000 y prisión para Starks, pero el juez dejó la pena en cinco días de cárcel y servicios comunitarios.

Durante su corta estancia en la cárcel, el alcaide y los funcionarios de prisiones le asignaron la tarea de servir en la línea de comidas para evitar en la medida de los posible que se metiera en problemas. Tras salir de la cárcel se conjuró para no volver a repetir aquella experiencia. Starks fue admitido en Northeastern State University, y jugó en el equipo de baloncesto a las órdenes del entrenador Ron Brown. La inactividad pareció no ser el mayor problema para Starks (promedió 11 puntos por partido como titular) sino la falta de madurez. Tras hacer su mejor partido del año, fue pillado en su habitación fumando marihuana. Aunque no fue expulsado del centro como estudiante, si tuvo que abandonar el campus y mudarse con su hermano Monty. Vivir con su hermano tampoco era la solución, ya que Monty se enganchó a la cocaína e incluso el propio John la llegó a probar, pero supo darse cuenta a tiempo de que aquel camino no era el adecuado. Siguió practicando durante varias horas en los parques de Tulsa jugando streetball. Era una manera de sobrevivir a aquellas malas vivencias. Mientras tanto trabajaba en un Safeway en turnos de noche de 11 a 8 por $6 la hora.

Después de aquel año Starks se matriculó en Tulsa junior college, pero no para jugar a baloncesto, sino para conseguir un grado de administración de empresas. En verano seguiría jugando a baloncesto en Tulsa en el torneo Pigs Pop-Off disputado en Booker T. Washington. Hasta allí venían jugadores NBA como Wayman Tisdale y Anthony Bowie.

Starks dominó muchos de aquellos partidos. En uno de ellos incluso derrotó al equipo de Dennis Rodman que ya comenzaba a labrarse un nombre en Oklahoma antes de llegar a la NBA. John ese día anotó 20 puntos en un solo tiempo defendido por Dennis. Aquel torneo le ayudó a comprender que quizás había desaprovechado demasiado tiempo en su vida.
John seguía con sus estudios en Tulsa Junior College y al mismo tiempo jugaba intramural games, una especie de torneos que se disputaban entre alumnos del centro. Allí fue descubierto por el hijo de Ken Trickey, entrenador de Oklahoma Junior College. Tras pasar una prueba pasó a formar parte del equipo Oklahoma Junior College. Comenzaba los partidos desde el banquillo, esperando su oportunidad hasta el día en el que su entrenador le preguntó si estaría dispuesto a jugar de base. A partir de ese momento jugó en esa posición para Ken Trickey con quien forjó una buena relación. Su fidelidad al entrenador fue tal que John, que se casó un diciembre de 1986 con su novia Jackie, acudió a un partido que su equipo jugaba en Kansas en su noche de bodas. Unos partidos más tarde, Leonard Hamilton entrenador de Oklahoma State, conoció a John Starks cuando estaba allí para reclutar a Richard Dumas. A Starks solo le quedaba un año de elegilibidad para el draft y soñaba con jugar en la primera división de la NCAA. Desgraciadamente Coach Hamilton le comentó que solo había espacio para una beca más y estaba entre Starks y otro jugador del estado. El azar quiso que Oklahoma Junior College jugó días más tarde contra el equipo de su rival por la beca. Starks lo anuló por completo, dejándolo en dos puntos. Coach Hamilton descartó al otro chico y apostó por Starks.

En Oklahoma State jugó ante grandes masas de público, y su madre le vio jugar por primera vez en televisión en un encuentro ante Nebraska. Su año en particular no fue malo, promedió 15,7 pts, 4,7 reb y 4,6 ast. , pero aparte de Richard Dumas, el resto del equipo no estaba sobrado de talento y no alcanzaron a jugar el torneo de la NCAA acabando con un récord de 14-16. En un encuentro contra Kansas, el entrenador Larry Brown le confesó a Leonard Hamilton que Starks tenía potencial para jugar en la NBA.

Aquella fue la primera ocasión en la que John vio clara la posibilidad de materializar esa quimera. El nacimiento de su hijo John Jr. le inspiró para seguir trabajando duro en su juego. Tras terminar la temporada, John Starks no fue elegido en el draft, pero Leonard Hamilton le buscó una salida: jugar para una escuela de la NAIA, donde todavía tendría derecho a un año más y presentarse de nuevo en el draft. Hamilton contactó con Paul Westphal que dirigía por entonces a Grand Canyon college en Arizona, pero recibió una llamada de Phoenix Suns para ejercer de asistente de Cotton Fitzsimmons y abandonó su puesto y con ello la posibilidad de Starks de jugar un año más.

John entonces no se lo pensó. Durante ese mismo verano, Larry Brown dejó Kansas para dirigir a San Antonio Spurs. Starks pensó que si el entrenador Brown había alabado su juego tendría una oportunidad en el campus de verano de los Spurs. Starks vivía ese verano a caballo entre el campus de los Spurs y un empleo colocando placas de aluminio en tejados. Un accidente laboral estuvo a punto de costarle la vida cuando tras un resbalón quedó suspendido de una viga entre el aislamiento de fibra de vidrio. Un compañero suyo le rescató y le dijo: «Tienes que conseguir un puesto en el campus de verano, aquí te vas a matar». Starks se mató trabajando y participó en una liga de verano con los Spurs. Larry Brown estaba interesado en contar con sus servicios pero Bob Bass, general manager le ofreció $10.000 no garantizados y la posibilidad de presentarse al campus de pretemporada. Su agente, Ron Grinker, le dijo que la rechazara. Tras esta experiencia estuvo en el campus de los Warriors a las órdenes de Don Nelson. Starks consiguió el trabajo y un contrato de $100.000.

Aquella temporada no jugó demasiado con Do Nelson, famoso por no ortogar muchas oportunidades a los rookies. Starks por aquel entonces estaba catalogado como un base. En cualquier caso su rendimiento no fue malo cuando jugó, pero los Warriors ficharon a mitad de temporada a Steve Alford como suplente de Winston Garland, al fin y al cabo Starks nunca había sido un base puro. A partir de entonces sus minutos disminuyeron. Eran momentos muy duros para Starks quien tuvo sus más y sus menos con Nelson. Aquella temporada recibió una lección de lo que significa ser un profesional por parte de Terry Teagle. El escolta de los Warriors estaba ante su último año de contrato, y Nelson en su posición de entrenador y general manager quería renovarle a la baja, así que le colocó al final del banquillo para rebajar sus pretensiones en la negociación. Teagle a pesar de su situación jamás dejó de entrenar duro. Era el primero que llegaba al entrenamiento y el último que se iba. Aprendió una valiosa lección de Teagle.

John Starks fue cortado porque los Warriors draftearon a Tim Hardaway y ficharon a Sarunas Marciulionis, por lo tanto pasó a ser prescindible para Nelson. No desesperó, regresó a Tulsa y siguió practicando cada día. Consiguió un contrato con los Cedar Rapids de la CBA. Estaba convencido que aquel sería un destino de paso, porque tarde o temprano regresaría a la NBA. Trabajó en aspectos ofensivos de su juego porque si no muestras cierto egoísmo en esta liga, nadie se fija en ti. En la CBA cobraba $600 a la semana y $25 por día en concepto de dietas cuando estaban de gira. John intentaba ahorrar todo el dinero posible en dietas, incluso le preguntaba a su entrenador George Whitaker si le invitaría a comer. Su entrenador estaba en la misma situación que él. Cuando Starks firmó un acuerdo con los Knicks, Whitaker estaba intentando hacerse un hueco como entrenador de la NBA en un campus de verano. Starks pagó todas sus dietas. En la CBA dejó un promedio de 21,7 puntos por partido y fue llamado para el AllStar de la competición. Durante los playoffs fue suspendido por el resto de la temporada por chocar con un árbitro en una protesta desproporcionada. Fue un duro golpe para Starks porque los Pistons estaban interesados en ofrecerle un contrato de 10 días, pero se echaron atrás después de aquel incidente.

En el comienzo del verano de 1990 se torció un tobillo durante un torneo, y no pudo asistir al campus de verano de los Pacers al que había sido invitado por Mel Daniels, una leyenda de aquella franquicia. Ironías del destino, Starks pudo haber sido compañero de Reggie Miller antes de que fueran rivales acérrimos. Unas semanas más tarde acudió al campus de Loyola Marymount para jugar la liga de verano de Los Angeles invitado por los Knicks. Dick Mcguire estaba haciendo labores de scouting cuando descubrió a Starks en la CBA y lo puso en conocimiento del general manager Al Bianchi. Starks jugó muy bien durante el campus, pero tenía muy difícil conseguir un contrato con los Knicks porque tenía overbooking de jugadores en el backcourt: Mark Jackson, Trent Tucker, Gerald Wilkins, Maurice Cheeks (su ídolo de la infancia) y un base recién firmado Greg Grant. En el último entrenamiento antes del corte final para confeccionar la plantilla, Starks encaró el aro con la intención de hundir el balón en la canasta aunque tuviera que pasar por encima de la estrella del equipo, que era su center titular, Patrick Ewing. Ambos volaron el uno contra el otro. Pocos segundos después, John Starks yacía en el suelo dolorido.

«The Big Fellaw me atrapó. En aquella jugada me torcí la rodilla y entré a formar parte de la lista de lesionados. Uno nunca sabe como se van a desarrollar los acontecimientos».

Ni en el más remoto de sus pensamientos Starks podría pensar que aquella lesión se convertiría en la llave para conseguir su meta. Los Knicks no pudieron cortar a Starks al pasar a la lista de lesionados, por lo que tendrían que esperar a que tuviera el alta médica. En el transcurso de su recuperación, Trent Tucker cayó lesionado y los Knicks ofrecieron a Starks un contrato hasta final de temporada. Se aferró a aquella oportunidad para no tener que volver a escuchar de la boca de nadie que no era lo suficientemente bueno para jugar en la NBA.

«John Starks no tenía ni la más mínima idea de que aquel día de Octubre iba a ser cortado»- JEFF VAN GUNDY

Algunos dirán que el destino le brindó la posibilidad hasta en dos ocasiones de poder realizar su sueño, pero sobre todo fue su determinación y coraje los que le empujaron a lanzarse contra un tipo de la envergadura de Patrick Ewing, donde muchos otros se hubieran echado atrás.

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