En esta segunda parte, hemos querido tener la impresión y recuerdos personales de algunos protagonistas y aficionados sobre aquel encuentro. Aunque nuestra intención era tenerlos a todos, no ha sido posible. Agradezco a quienes han contestado a nuestra solicitud y a los que, por motivos profesionales, no han podido hacerlo.
Liga Europea de la FIBA 1994
Entrevista a Ferrán Martínez
Exjugador del FC Barcelona, Español de Barcelona, Joventut de Badalona, Panathinaikos, Peristeri Atenas y Fabriano Basket.
En Tel Aviv tocasteis el cielo. ¿Qué se siente en un momento así?
Fue increíble la sensación de conseguir ganar la máxima competición europea. Fue una explosión de felicidad después de una temporada muy dura, pero había muy buena química entre nosotros, y fue un momento indescriptible.
Alcanzasteis la Final Four tras una temporada complicada. ¿Hubo momentos en los que pesabais que no ibais a llegar a esa Final Four?
Siempre tuvimos fe en que llegaríamos. Teníamos la espina clavada del 92, en Estambul, y sabíamos que, si éramos capaces de saber sufrir en los momentos difíciles, teníamos calidad suficiente para ganar a cualquier equipo, como demostramos en el play-off de Euroliga vs Real Madrid, y las semifinales vs FC Barcelona.
¿No ser favorito para el título supuso alguna ventaja para vosotros?
No. Este es un tema más periodístico que otra cosa. Cuando llegas allí todos tenemos las mismas posibilidades. Yo lo viví en 2 F4 perdidas con el FC Barcelona (Zaragoza y Paris) y la de Estambul 92. Cuando un equipo dice que el rival es el favorito, es que tiene miedo de perder, este carácter ganador nos lo inculcó Obradovic.
¿Conseguir dos ligas ACB y la copa de Europa fue un golpe en la mesa para demostrar que erais algo más que un equipo que animaba la liga?
Si, demostramos que además de tener un estilo de juego atractivo, éramos competitivos y capaces de ganar grandes competiciones.
¿Era Obradovic tan duro y exigente como se decía, y se sigue diciendo?
Ahora ya no lo es tanto, ha tenido una evolución lógica en su estilo como entrenador. Cuando lo tuvimos sí que era muy duro. Los entrenamientos eran fortísimos, muy intensos a nivel físico y mental. Él se había empapado de la escuela yugoslava. La verdad es que, si aguantábamos esa temporada, sin ningún día entero de fiesta en todo el año, seríamos capaces de todo. Era muy duro, pero fuera de la pista, muy amistoso.
¿Qué supuso para tu carrera conseguir este título?
Para mi supuso mucho. Yo ya lo había ganado todo en el Barça, y solo me faltaba la Euroliga. Hice una apuesta personal muy fuerte cambiando de equipo, y los éxitos demostraron el acierto. Juntamos un equipo que éramos muy jóvenes, con buenos extranjeros, y éramos como una familia. Sentíamos el apoyo de todo Badalona.
¿Qué recuerdos guardas de aquella temporada?
Guardo grandes recuerdos, la relación personal con los compañeros de equipo y la amistad con Obradovic. También con Badalona, y la comunión entre el equipo y la afición. Llenábamos el Olímpic (el pabellón), y teníamos un gran reconocimiento como Club. ¿Y de los compañeros? Como decía, una relación inmejorable, grandes compañeros dentro y fuera de la pista. Mantengo muy buena relación con todos ellos.
¿Con qué expectativas reales llegabais a la Final Four?
Con la de competir al 100%, y con la experiencia de haber perdido una F4 en el último segundo contra el Partizán. Éramos conscientes de nuestras fortalezas y siempre creímos que podíamos ganar, pero habría que sufrir. Y lo hicimos.
¿Teníais algo que demostrar?
No teníamos esta sensación. Al revés, queríamos disfrutar de la oportunidad y dar lo mejor de cada uno de nosotros.
¿La final se desarrolló como esperabais?
Fue un partido muy táctico, de mucho control, muy duro en defensa. Tratamos de tener el control del ritmo, pero Olympiakos era un gran equipo. Lo más importante era tener concentración y no cometer errores. También aprovechar nuestros puntos fuertes, situaciones de miss-mach y control del rebote, para correr cuando pudiéramos.
¿Pensasteis que estaba perdido el partido en algún momento?
Personalmente nunca lo vi perdido ni ganado. Simplemente eran 40 minutos y todo podía pasar.
Tras el triple de Corney Thompson, se comete falta sobre Paspalj. ¿No se os hizo muy largo esos 4 segundos?
Fueron larguísimos, y más cuando la mesa no activó el cronómetro. Se hizo eterno, de ahí la explosión de alegría al vernos campeones.
En Estambul no pudiste ayudar a tus compañeros al encontrarte en fase de recuperación. Pero en Tel Aviv fuiste quien aguantó al equipo en el marcador. ¿Qué supuso eso para ti?
Para mí fue increíble aquella final. Era el cúmulo a muchas cosas. Fui muy feliz, ya que gracias a Obradovic y a los excelentes compañeros de equipo, pudimos desarrollar un buen baloncesto y ser campeones. Siempre me gustó asumir responsabilidades en los partidos importantes, y disfruté a tope de esa final. Marcamos una época como equipo y club esos 4 años (1990-1994).
Entrevista a Natxo Andreu
Freelance y aficionado (en parte) del Joventut de Badalona.
¿Por qué ser del Joventut?
Por una cosa muy curiosa. Cuando era pequeño mis padres me regalaron el Exin Basket y mi amigo Manu y yo lo hacíamos papilla. Él era del Barça, el color rojo y yo era del verde. En esa época teníamos una falta de referentes a nivel de equipos valencianos en la élite, entonces empecé a preocuparme por lo que hacía ese equipo de verde que, además, le plantaba cara al Barça y Madrid, pero no solo eso, jugaba un baloncesto muy divertido con unos jugadores carismáticos, como Jordi Villacampa, Matraco Margall, los hermanos Jofresa… Así pues, de una curiosidad infantil, nació una afición y una forma de entender este deporte.
Alcanzaron la Final Four tras una temporada complicada. ¿Hubo momentos en los que pesabas que no iban a llegar a esa Final Four?
Ten en cuenta que fue una temporada de muchísima tensión. Había llegado Obradovic a Badalona, casi por sorpresa, pero los jugadores estaban muy mentalizados y conjurados después de haberlo tocado con la punta de los dedos dos años antes.
¿Crees que no ser favorito para el título supuso alguna ventaja para ellos?
Ellos tenían una presión añadida que era tener un técnico muy exigente como Zeljko.
¿Con qué expectativas reales crees que llegaban a la Final Four?
Cuando has llegado tan lejos hace tan poco y has invertido tanto en el proyecto no hay otra que pensar en la victoria. Quizás no como favoritos, pero si con todas las expectativas.
¿La final se desarrolló como te esperabas?
En cierto modo, sí. Fue un partido muy táctico, con mucho control por parte de las defensas, y, por tanto, con pocos puntos. Algo a lo que esperaba si era el Olympiacos quien marcara el ritmo del partido.
Si, por el contrario, era el Joventut quien lo hiciera, se vería un juego más vivo y rápido.
Sin duda, ambos equipos estaban preparados para los dos tipos de partido.
¿Pensaste que estaba perdido el partido en algún momento?
Tras el triple de Corney Thompson, se comete falta sobre Paspalj. ¿No se hizo muy largo esos 4 segundos?
Esto es el baloncesto. En un parpadeo puedes pasar de la gloria al fracaso absoluto. Al final nos acordamos de la canasta de Corney Thompson y eso es lo importante.
¿Piensas que fue “una justicia poética” conseguir el triunfo de esa manera?
Desde luego. El destino le debía una Final Four con un final feliz a la Penya y desde el club se pusieron todos los ingredientes para llegar a ella.
En Tel Aviv el Joventut tocó el cielo con este título. ¿Qué se siente, como aficionado, en un momento así?
Era muy fácil identificarse con los jugadores de la Penya, era una plantilla con mucho carisma, de una ciudad pequeña y que lograba llegar a lo más alto de Europa. La implicación de Badalona con este deporte y el amor que sentía hacía el baloncesto creo que no solo nos hicieron sentir felices a los que simpatizábamos con ellos sino a todo el baloncesto, salvo a los perdedores de la final.
¿Conseguir dos ligas ACB y la copa de Europa fue un golpe en la mesa para demostrar que eran algo más que un equipo que animaba la liga?
Fue un camino para muchos. Cultivar la base y tener una masa social importante alrededor son dos de los ingredientes fundamentales para tener un proyecto ganador, los títulos de la Penya fueron una gran muestra de ello. Ahora bien, esta es la parte del romanticismo, cuando el ciclo se acaba es vital que la entidad tenga una buena salud económica. La demostración es que cuando al Joventut le ha ido medianamente bien en lo económico ha sido ultra competitivo, porque lo más difícil, que es tener afición y cantera, lo tiene y con creces.
Entrevista a Ricardo Sánchez
Aficionado del Joventut de Badalona
Alcanzaron la Final Four tras una temporada complicada. ¿Hubo momentos en los que pesabas que no iban a llegar a esa Final Four?
Lo cierto es que sí. En una temporada liguera con unos resultados bastante alarmantes, que incluso llegó a ponerse encima de la mesa la destitución del entrenador, no es lo más aconsejable para afrontar una competición como la Liga Europa. Eso repercute en el ánimo de los jugadores y cuerpo técnico.
Costó clasificarse en un grupo algo complicado por lo apretado del baremo victorias/derrotas en la que varios equipos estaban involucrados.
Siempre es complicado jugarse el pase de grupos cuando hay varios equipos involucrados y no depende todo de tus resultados. Y después llegó la eliminatoria contra el Real Madrid. Jugar contra un equipo como éste, con la dificultad que conlleva y lo complicada que estaba siendo la temporada, siempre es difícil.
Pero por suerte, la Penya consiguió clasificarse.
¿Crees que no ser favorito para el título supuso alguna ventaja para ellos?
Por supuesto. Aunque en estos casos todos son favoritos, puesto que se lo han ganado a pulso.
A pesar de que el Barcelona no llegaba con buenos números en la clasificación, siempre es un rival para tener en cuenta con los favoritos. Aunque ellos no lo admitan.
Y los equipos griegos también eran favoritos para llevarse el título. Toda la inversión que llevaban realizada requería de unos objetivos muy marcados: conseguir el título de la Liga Europea.
¿Con qué expectativas reales crees que llegaban a la Final Four?
Creo que llegaron con la mentalidad de ir paso a paso. Afrontar cada eliminatoria sin pensar más allá.
Si eran capaces de desarrollar su juego, tenían bastantes oportunidades. Pero siempre teniendo en cuenta al rival.
Siempre que llegas a estas eliminatorias, jugándote todo a un partido, parece que sea el contrario el que tenga la responsabilidad de superarte. Pero llegas al encuentro con una mentalidad muy marcada para intentar decidir la confrontación a tu favor.
¿La final se desarrolló como te esperabas?
La verdad, esperaba un partido con otro ritmo de partido. Quizás más vivo, más rápido. Pero teniendo en cuenta que enfrente estaba el Olympiacos se podía prever un encuentro más lento, de más control. Ir a un resultado de pocos puntos era, desde luego, más favorable a los griegos. Durante toda la competición, jugaban por debajo de los 80 puntos. Y les había funcionado bien. Pero el Joventut también sabía jugar a eso.
¿Pensaste que estaba perdido el partido en algún momento?
Cuando a mediados de la segunda parte adquirieron una ventaja de cinco puntos, daba la impresión de que eran los griegos quienes iban a marcar el ritmo en lo que quedaba de partido. Tenían buenos jugadores que podían controlar el balón, alargar la posesión y también grandes tiradores. Con eso, pensabas que, si a partir de ese momento se ralentizaba todavía más el partido, sería mucho más complicado recuperar la diferencia y las sensaciones de juego.
Por suerte, la Penya supo rehacerse y ser quien marcara a lo que se jugaba.
Tras el triple de Corney Thompson, se comete falta sobre Paspalj. ¿No se hizo muy largo esos 4 segundos?
Por supuesto. Pero estando un conjunto griego en una final continental y Stankovic de por medio, cualquier cosa podía ocurrir. Como no habían podido decantar la final antes, lo que sucedió en los últimos segundos fue un hecho denunciable.
Que nadie en la mesa de anotadores pusiera en marcha el reloj de partido hasta que Tomic lanzó a canasta demostraba a las claras quién era el favorito para la FIBA.
Lo que parecía increíble fue tanto la situación como la imagen que daban a toda Europa y al resto del mundo que vieron el encuentro. Con 4 segundos por jugar, que tras el fallo de Paspalj, diera tiempo a que la tocaran hasta tres jugadores verdinegros, controlara Tomic, lanzara un triple, recogiera Paspalj el rebote y todavía tuviera tiempo de lanzar a canasta. Y todo eso con el reloj de partido sobreimpresionado. Una auténtica vergüenza.
Menos mal que no acertaron a encestar los griegos y ganó la Penya, porque se hubiera podido formar un buen jaleo si llega a anotar cualquiera de los dos tiros que lanzaron fuera de tiempo.
¿Piensas que fue “una justicia poética” conseguir el triunfo de esa manera?
Desde luego. Si en la final de 1992 se perdió por un triple “in extremis”, conseguir el título de esta forma daba más valor a la épica del encuentro. Anotar un triple a punto de consumir el tiempo de posesión, que el entrenador que te ha llevado hasta ahí fuese el mismo que te “quitó” el triunfo en la anterior final… Sin duda alguna fue algo “poético”. Entre dramático y épico.
En Tel Aviv el Joventut tocó el cielo con este título. ¿Qué se siente, como aficionado, en un momento así?
Se siente una alegría muy grande ver que, por fin, el equipo que sigues toda la vida consigue el mayor título europeo a nivel de clubes. Que el trabajo de toda una institución, desde la cantera hasta el primer equipo, da unos frutos que permiten seguir soñando con más logros. Disfrutar este momento y pensar que pueden llegar otros más.
¿Conseguir dos ligas ACB y la copa de Europa fue un golpe en la mesa para demostrar que eran algo más que un equipo que animaba la liga?
Ya venían demostrando desde hacía años que el papel de “animador” lo habían dejado atrás. Aparte de la consecución de algún título europeo, dejaban claro que el camino que llevaban metiéndose en semifinales y finales, tanto de liga como de copa, daba sus frutos.
Entrevista a Luis Cebrián
Coordinador del CB PETRAHER y aficionado del Joventut de Badalona.
Alcanzaron la Final Four tras una temporada complicada. ¿Hubo momentos en los que pesabas que no iban a llegar a esa Final Four?
Sinceramente no recuerdo bien esa temporada era muy joven, tenía 16 años. Lo que si recuerdo y lo tendré grabado toda mi vida en mi cabeza es el triple de Djordjevic dos años antes y como se perdió esa final. Viví con muchos nervios la final de Tel Aviv, el pensar que podríamos volver a perder una final.
¿Crees que no ser favorito para el título supuso alguna ventaja para ellos?
Como te decía era muy joven, en mi cabeza nunca pensé que el Juventud fuera favorito para ninguna final, ni título, más bien para mí tenía el perfil de equipo humilde que peleaba con los grandes, como David contra Goliat, por eso me hice del Juventud para mí era más atractivo esa forma de competir que la de otros proyectos con más presupuesto. Tanto la TV como las revistas seguían mucho más al Madrid, Barcelona o los equipos Yugoslavo, pero si es verdad que juntaron una gran generación y era un equipo muy fuerte, con estrellas como Villacampa o Mike Smith.
¿Conseguir dos ligas ACB y la copa de Europa fue un golpe en la mesa para demostrar que eran algo más que un equipo que animaba la liga?
Si claro, aquí en Valencia tengo muchos amigos seguidores del FC Barcelona y claro también del Valencia Básquet, durante muchos años para mí era un orgullo decir “tenemos una copa de Europa y vosotros no”. Con el tiempo te das cuenta de que los presupuestos son los que a medio plazo mandan, pero esos años fueron muy bonitos.
¿Con qué expectativas reales crees que llegaban a la Final Four?
Realmente no lo recuerdo, pero yo creo que pensaba que la podíamos ganar. Ya te digo que el recuerdo de la final de Estambul contra el Partizán lo tenía muy presente, solo quería ganar.
¿La final se desarrolló como te esperabas?
Solo recuerdo que fue una final espesa, de pocos puntos, muchos nervios…
¿Pensaste que estaba perdido el partido en algún momento?
Uff… He visto el partido varias veces, la última vez hace poco en el confinamiento. Yo creo que, en el deporte, además de trabajar mucho y acertar con las decisiones. tienes que tener suerte. En los momentos decisivos se tuvo suerte, el rebote de Villacampa, el triple, el 1+1 de Paspalj y otro tiro de 2 fácil que también falla….fue un milagro.
Tras el triple de Corney Thompson, se comete falta sobre Paspalj. ¿No se os hizo muy largo esos 4 segundos?
Como te decía no recuerdo muy bien los detalles, recuerdo estar yo solo en la habitación de mis padres viendo la final en una TV de blanco y negro. Pero imagino que los tiempos muertos se me harían eternos, el 1+1, etc… fue 1 minuto que pareció 1 hora, se me hizo largo en diferido años después imagina en directo.
En Tel Aviv el Joventut tocó el cielo con este título. ¿Qué se siente, como aficionado, en un momento así?
Aquí en Valencia hay mucho seguidor del Juventud, como en casi toda España, por su filosofía y los grandes jugadores que tenía. Pero en mi entorno casi todo el mundo era del Barcelona, Madrid o “Pamesa”. Así que todavía viví con más orgullo ser del Juventud, y poder defender que Villacampa era mejor que Epi, etc…jajajaja. Ganar una Final Four no está al alcance de todos y lo que hizo el Juventud durante esos años fue muy importante.
Dedicado a: Ferrán Martínez, Natxo Andreu, Ricardo Sánchez, Luis Cebrián, Tomás Jofresa, Rafael Jofresa y Jordi Villacampa
Fuentes: Ferrán Martínez, Natxo Andreu, Ricardo Sánchez y Lui01s Cebrián
Agradecimientos: Natxo Andreu (por su apoyo en esta andadura y su empuje a hacerlo) y a Juan Carlos (por darme una oportunidad).
🏆 Final Four 1994: Lo que Zeljko te quita, Obradovic te lo da (I)
Baloncesto como forma de vida
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