La temporada 1983/84 comienza organizada por la ACB con nuevo formato: equipos divididos en dos grupos (Par – Impar) en función de su posición final en la temporada anterior, playoffs por el descenso y el título y 2 extranjeros por equipo.
Real Madrid y Barcelona jugaron la final de esta “nueva” liga. Aunque llegaron los dos equipos con más presupuesto, no tuvieron las cosas tan fáciles como en años anteriores: los partidos fueron más emocionantes y ajustados.
Comienza la era ACB
Sin embargo, el espectáculo ofrecido en toda la temporada se vio “ensombrecido” por una tangana en el segundo partido de la final. Las sanciones no satisficieron al Barcelona y como protesta no se presentó al tercer y último partido. En consecuencia, el Real Madrid se proclama campeón de Liga.
La Copa también tuvo un nuevo formato: los dos primeros de cada grupo accedían a una “Final a 4”. Las semifinales depararon unos interesantes Real Madrid – Barcelona y Joventut – CAI Zaragoza. La final la jugaron el Barcelona y el CAI, con victoria para los maños.
Epi sigue siendo el principal baluarte del club azulgrana, aunque no consiguió ningún título colectivo. A nivel individual, en esta recién nacida liga ACB, anotó 54 puntos al Joventut de Badalona. Hoy en día todavía está vigente ese récord de anotación en la “Era ACB”.
En la Copa de Europa llegan a la final ante el Bancoroma. El Barcelona, tras un buen primer periodo, perdió el rumbo y las ideas bajo la presión física de los italianos. Si a eso le añadimos la permisividad arbitral, con algunas decisiones incomprensibles, y la increíble actuación de Larry Wright (“La libélula de ébano”) en una clara demostración de cómo llevar el ritmo del encuentro a tus necesidades, el partido se decantó por el bando italiano por un apretado 79-73.
Epi estuvo sensacional. El mejor. Recibió “palos” de los defensores contrarios al ser el único que estaba decidiendo los ataques azulgranas. A pesar de todo esto, finalizó con 31 puntos. Lástima de no tener ayuda en los momentos decisivos del partido.
Y otra final perdida.
Preolímpico y JJOO’84
París acogía este torneo en busca de un puesto para los Juegos Olímpicos de Los Ángeles de 1984. Con una selección prácticamente igual que la que obtuvo la plata en el Eurobasket´83, con el cambio más destacado de Jordi Villacampa por Sibilio (renunció ese verano acudir a la selección), obtuvieron un muy meritorio segundo puesto que le daba acceso al torneo olímpico. Sólo perdieron ante una poderosa URSS, que no podrían demostrar su valía en Loa Ángeles debido al boicot soviético a este evento.
Juan Antonio San Epifanio, Epi, sigue siendo una de las referencias básicas de nuestra selección y lo nombran mejor jugador del torneo.
En Los Ángeles volvió a ser uno de los mejores de nuestro “Equipo Nacional” junto a Fernando Martín y Andrés Jiménez. El gran nivel, en general, de nuestros representantes hizo que llegaran a “tocar el cielo”: consiguieron la medalla de plata tras los todopoderosos Estado Unidos.
Una gesta que nos hizo sentirnos orgullosos de nuestros jugadores a todos aquellos que pasamos aquel verano de 1984 trasnochando o madrugando para no perdernos ningún partido.
Y llegó el primero título europeo
A pesar de no lograr, otra vez, ningún título a nivel nacional, Epi sigue formando junto a Sibilio una dupla “asesina” ante los rivales. Es tal el reconocimiento, que obtiene el galardón de “Mejor Jugador de Europa” otorgado por la revista “Giganti del Basket”.
En una entrevista concedida a la revista “Nuevo Basket” sobre este premio, declaraba: “A nivel personal, lo primero es que tu trabajo a lo largo de tantos años se ha visto galardonado de esta manera. Como jugador hay dos facetas: una, en la cual se te exige más. Y esto es un hándicap porque resulta casi imposible jugar siempre al mismo nivel. La segunda faceta es que debes de tratar de hacerlo como siempre, porque en el momento en que te descentres pueden venir los problemas. También es un estímulo para seguir trabajando, mantener el mismo nivel.”
Desde luego, estar en un buen club como el Barcelona y realizar una gran labor en su equipo que le lleva a jugar con la selección, y destacar también en ella, son algunas de las circunstancias que le llevaron a obtener este galardón.
Ahora tocaba el turno de la Recopa ante el Zalgiris Kaunas de Sabonis y Kurtinaitis. En esta ocasión el ambiente del equipo era distinto a la final del año anterior frente al Bancoroma: mucho más concentrados. Junto a Sibilio en ataque y con Mike Davis, Otis Howard y Juan domingo De la Cruz sin fisuras en defensa, no se dejaron sorprender por los lituanos ni perdieron los nervios cuando Kurtinaitis anotaba fácil y los árbitros castigaban en demasía a los azulgranas para “equilibrar” el encuentro. El trofeo viajaba a Barcelona.
En el Eurobasket´85 es el máximo anotador de una selección que quedó en cuarta posición. No se puede considerar un fracaso, sino una decepción. Se perdió en semifinales ante Checoslovaquia por un corto margen en un partido al que todos daban como favorita a España. Este traspiés les impidió luchar por lo más alto.
Una temporada “DÉJÀ VU”
La temporada 1985/86 fue prácticamente un calco de la anterior con la particularidad de la incorporación del gran Aíto García Reneses al banquillo. Toda una declaración de intenciones por parte del club azulgrana para tomar un cambio de rumbo.
Tampoco se consigue ningún título nacional, pero se vuelven a plantar en la final de la Recopa. En esta ocasión su rival es el Scavolini de Pésaro.
No podía fallar la dupla Epi – Sibilio en ataque. Ayudados, esta vez, por Mark Smith y un soberbio Greg Wiltjer en defensa, hicieron inútiles los esfuerzos de los italianos por decantar el partido a su favor. Al final del partido, el Barcelona volvió a llevarse el trofeo a sus vitrinas.
En el verano de 1986 se juega el Mundial de España. Otra decepción más. Al perder en la primera fase ante Brasil, se impide que puedan luchar por las medallas en “nuestro mundial”. Sólo el milagro de ganar a la URSS en la segunda fase lo hubiera hecho posible, pero los árbitros se encargaron que no fuera así. Epi, junto a Fernando Martín y Andrés Jiménez son las referencias de esta selección.
Repóker
La temporada 1986/87 supuso un paso de gigante a nivel colectivo, manteniéndose Epi como uno de los referentes ofensivos y adaptándose mejor al nivel defensivo requerido por Aíto.
Ganó la Liga, la Copa y la Supercopa ante el mismo rival: el Ron Negrita Joventut. Los cambios ocasionados por la “joven” ACB daban nuevos aires y esperanzas a muchos equipos: era posible intentar ganar algún título sin ser Real Madrid o Barcelona.
La Supercopa de Europa fue otro título que se unió ese año a las vitrinas azulgranas al vencer a la Cibona de Zagreb de Drazen Pétrovic.
Con un inconmensurable Epi en los dos partidos de la final de la Copa Korac batieron al Limoges. Como anécdota, en la plantilla francesa se encontraba un viejo conocido de los blaugranas: Clarence Kea. Pero en esta ocasión, ni sus buenos números ni sus “malas artes”, sirvieron para arrebatarles el título. Como ocurrió en 1984.
Otro verano, otra competición con la selección, otra vez cuartos. Al tener que dejar la selección por jugar en la NBA, Martín deja a Epi y Jiménez como máximos exponentes del cuadro español.
Título, decepciones y lesión
En los siguientes tres años, el Barcelona acapara el título liguero y Epi se mantiene como uno de los máximos anotadores del equipo.
El doblete en la temporada 1987/88 se consigue derrotando a su eterno rival en las dos finales. Pero sin duda alguna, el playoff final contra el Real Madrid en 1989 marcará a Epi. Enfrentarse a Pétrovic y utilizar sus mismas armas contra él, incluyendo gesticulaciones excesivas y continuas protestas a los árbitros, era algo que no se le había visto hacer de esa manera. Con Drazen en la pista pocos amigos se pueden hacer.
Sobre el tema “amigos en la pista”, Epi declaraba: “Cuando entras en el campo, lo que quieres es jugar lo mejor posible para que tur equipo gane. Haces lo posible dentro de lo lícito. Si te pegan, pegas, si tienes que defender más duro, lo haces, y si tienes que hacer una cierta acción para conseguir una cierta ventaja sobre el que te defiende o defiendes, lo tienes que hacer. En esos instantes no conozco a ninguno y pienso que hay que ser así. Ahora bien, cuando termina el partido, todo cambia; todos los compañeros del equipo contrario siguen siéndolo y me gusta saludarme con ellos, darle la mano. Con mi hermano, Herminio, en más de una ocasión nos hemos pegado dentro de la pista y lo hemos comentado luego y nos hemos reído mientras cenábamos juntos.”
Jugar a un excelente nivel durante tantas temporadas y jugándolo prácticamente todo, puede llevar a algún tipo de lesiones. Aunque para Epi eso no era un problema en el que pensar: “Creo que la ilusión por seguir jugando a basket es lo más importante, junto al trabajo. Después de estar tanto tiempo en la élite no me falta motivación, al contrario. Mi principal motivo para seguir es mantener esta trayectoria: lo que más me enorgullece y lo que me impulsa a seguir es mantener la regularidad que hasta ahora he tenido en mi trayectoria y respetado por las lesiones.”
Sin embargo, en la temporada 1988/89 tuvo numerosos problemas con los abductores y cuando se preparaba para la siguiente, la rodilla izquierda le jugó una mala pasada a consecuencia de la sobrecarga; una simple tendinitis se transformó en problemas con el cartílago, afectando a la rótula.
Recuperado de sus dolencias, el Barcelona debuta en una Final Four en 1989. Se celebra en Múnich y llegan a la cita el Maccabi de Tel-Aviv, la Jugoplástica de Split y el Aris de Salónica junto al Barça. A pesar de los esfuerzos de Epi, griposo, junto a Audie Norris, Jiménez y Sibilio, no pudieron parar a la Jugoplástica de Kukoc, Ivanovic, Perasovic y Radja dirigidos por Boza Malkjovic.
Otro intento por conquistar la Copa de Europa caía en saco roto.
Vuelven a la Final Four celebrada en Zaragoza en 1990. En semifinales derrotan de forma contundente al Aris de Salónica, liderando Epi a los azulgranas. La final le enfrentaría a su verdugo del año anterior: la Jugoplástica.
Se fajaron y pusieron todo el corazón en defensa para intentar parar a los croatas, pero la falta de acierto en ataque les sentencia. De nuevo se vuelven de vacío.
Epi sufre un tirón en el gemelo de la pierna izquierda. Acaba con molestias la temporada, pero en el último encuentro sufrió una rotura de fibras en el muslo derecho que le hacen perderse el Mundial de Argentina con la selección.
Barcelona’92
Desde el triunfo liguero en 1990, no vuelve a alzarse con este título hasta la temporada 1994/95. Gana dos Copas del Rey, ante Estudiantes y Baskonia. Mantiene sus buenos números y porcentajes a pesar de reducir su minutaje en la pista sin forzar para no volver a pasar por el mismo calvario de las lesiones.
Epi mantenía ilusiones y esperanzas de cara a la selección y a los Juegos Olímpicos: “Me gustaría que Díaz-Miguel siguiera contando conmigo en las próximas temporadas y llegar a jugar en Barcelona´92.”
De nuevo se llega a la final Four. Esta edición de 1991 celebrada en París parecía que iba a ser el momento del Barcelona: Malkjovic dirigía al conjunto blaugrana y si eso no bastaba para debilitar a los de Split, y no contaban ni con Ivanovic ni con Radja. Era el momento.
Son los favoritos por todos y se enfrentan al equipo croata en la final. La revancha está servida. Pero al Barcelona le faltaron las ideas y no conseguía imponer su ritmo. Epi, por primera vez en una final, no estuvo en su línea. Otra ciudad maldita a la que añadir a sus tres finales perdidas en la máxima competición europea.
En los Juegos Olímpicos de Barcelona, ya no aporta tanto en el juego. Además, se produce uno de los mayores batacazos de la selección: en la primera fase sólo ganan un partido de los cinco disputados en la fase clasificatoria, incluyendo una derrota ante Angola por 20 puntos. En el último encuentro, se vuelven a encontrar. Esta vez la victoria fue para España por 78-75 en un encuentro marcado por los incidentes, con tangana incluida. Algo vergonzoso.
Veteranía para el FC Barcelona
A partir de la temporada 1992/93 bajó ostensiblemente su protagonismo en le pista, pero sigue siendo un referente en el vestuario: un ejemplo de superación al que imitar y admirar.
Se retiró definitivamente en la temporada 1994/95 y su último partido fue el quinto, y definitivo, encuentro de la final de la ACB. En un detalle de Aíto García Reneses, Epi jugó los últimos 26 segundos. Tiempo suficiente para anotar los dos últimos puntos del partido: dos tiros libres con el público del Palau Blaugrana puesto en pie. Al finalizar el encuentro fue paseado a hombros por sus compañeros tras conseguir el título liguero.
Precioso colofón a una magnífica carrera de un extraordinario jugador que tanto nos ha hecho disfrutar en las pistas.
En los últimos años, hasta su retirada, sigue acudiendo a las convocatorias de la selección. Pero ya se trata de un aporte de veteranía que en el juego del equipo. Algo muy similar a lo que ocurre en su club.
La única espina como azulgrana fue no haber podido ganar una Copa de Europa.
Siempre quedará en nuestras retinas ese ritual para lanzar los tiros libres: agarrar la pelota, marcar con fuerza el apoyo del pie derecho ante la línea de personal, dar tres botes al balón y lanzar.
Sus muñequeras colocadas por encima de la muñeca serán eternas. Al igual que su dorsal “15”.
Fuentes: Revista Nuevo Basket, Antonio Rodríguez y Gigantes.
Agradecimientos: Antonio Rodríguez (por sus ánimos), Natxo Andreu (por su apoyo en esta andadura y su empuje a hacerlo) y a Juan Carlos (por darme una oportunidad)
Epi. El «SUPER» del basket español (I)
Baloncesto como forma de vida
En 'Tiempo de Basket' desde 14.05.2020