A finales de primavera de 2007 todo parecía indicar que los caminos de Kobe Bryant y Los Ángeles Lakers se iban a separar. Tras la derrota del equipo angelino en primera ronda de playoffs a manos de Phoenix Suns, Kobe Bryant estalló. Llevaba tres años de travesía por el desierto después de que otra guerra interna en la franquicia desembocara en la salida de Shaquille O’Neal y la confirmación de Bryant como única e indiscutible cabeza del proyecto de los Lakers. Jerry West vs Jack Kent Cooke, Wilt Chamberlain vs Butch Van Breda Kolff, Magic Johnson vs Paul Westhead, y la ya mencionada Shaquille O’ Neal vs Kobe Bryant, en L.A. estaban acostumbrados a que este tipo de disputas se repitan cíclicamente.
Kobe comenzó a dejar sutiles comentarios acerca de su futuro lejos de Los Ángeles tras el quinto partido en Phoenix. Pero con el paso de los días sus amenazas fueron subiendo de tono para aparecer en varios medios llamando idiota a Jerry Buss y acusandole de haber mentido. Primero en una entrevista con Stephen A. Smith en ESPN, otro día en el show de Dan Patrick, luego suavizando sus declaraciones con los insiders de XTRA para volver a recrudecer su postura en una entrevista con Mike Bresnahan de L.A. Times. Desgraciadamente no parecía un arrebato de mal ira. Bresnahan le preguntó si iba en serio, y Kobe contestó rotundamente que sí.
Las declaraciones de Kobe habían ido escalando en agresividad y en las acusaciones hacia el propietario y el general manager. Kobe Bryant exigía a los Lakers que se movieran en el mercado, pero Lamar Odom y Kwane Brown las dos únicas piezas por las que los Lakers podían sacar algo en un trade tenían problemas físicos, echando por tierra así el anhelo de Kobe para traer un jugador de prestigio. «Ha sido un proceso frustrante para mí y estoy seguro de que también lo ha sido para todos los aficionados de los Lakers. Estoy esperando que se hagan algunos cambios.» Se quejaba amargamente Kobe. Los periodistas de LA Times Bill Paschke y T.J. Simers abrían el debate ayer con dos columnas llamativas «Es hora de cambiar a Bryant» y «Los gemidos de Bryant saben a uvas agrias «.
Cansado de soportar esa presión, Bryant habló Ric Bucher de ESPN, uno de sus confidentes. Le confesó que solo una cosa le haría cambiar de idea: que los Lakers volvieran a contratar a Jerry West como general manager. «Si hacen eso renunciaré a mi cláusula de ‘non trade’, de lo contrario, que me traspasen, porque no puedo esperar a que desarrollen este equipo».
En la entrevista con Stephen A. Smith, Bryant dijo:
«Me gustaría que me cambiaran, sí. Por difícil que sea llegar a esa conclusión, no hay otra alternativa. Los Lakers obviamente quieren avanzar en una dirección diferente en términos de reconstrucción. Hace tres años, cuando decidí quedarme, deberían haberme dicho que querían reconstruir… La gerencia es un desastre. Si no estamos avanzando para mejorar este equipo AHORA ¿Cuál es el motivo para quedarme aquí?».
Smith preguntó: «¿Hay algo que Los Angeles Lakers puedan hacer para que permanezcas en la organización?» .»No», contestó tajantemente Bryant.
Kobe acusó a los Lakers de que habían mentido al declarar que no sabían nada de sus intenciones de abandonar el equipo y de pedir el traspaso. Declaró que había avisado a Mitch Kupchak y que éste le respondió que le parecía bien su postura. Estaba cansado de ser el foco de las críticas durante los tres años anteriores y que nadie de la organización saliera en su defensa. También se sintió muy molesto por una insinuación de Buss poniendo en duda la profesionalidad de Bryant. Pero ésta era la versión de los hechos de Kobe.
En muchas de sus reivindicaciones tenía motivos para sentirse molesto, pero lo cierto es que los Lakers siempre velaron por Kobe y por su reputación. Buss decidió quedarse con él y dejar marchar a Shaq, decisión que trajo como consecuencia la salida provisional de Phil Jackson. Los Lakers habían pagado la mayor parte del coste de los jets fletados para los viajes de ida y vuelta a Colorado en los compromisos de Bryant con la justicia de ese estado, y dentro de la prensa de L.A. también tenía sus afines.
Las declaraciones de Kobe en los medios no fueron el único testimonio de su enfado. En otro de sus arrebatos, Kobe fue grabado por unos aficionados que se habían acercado a él para robarle que se quedará. Bryant fue crudo y sincero delante de los aficionados dando detalles de las cosas que más le molestaban.
«¿Andrew Bynum?. ¿Estás bromeando?», se quejaba amargamente por la negativa de Mitch Kupchak a escuchar ofertas por el joven pívot. «Mitch lo seleccionó, es obvio que ahora no quiere dejarlo marchar para no reconocer su error. No quiso cambiarlo por Jason Kidd y ahora estamos en esta jodida situación.»
Bryant seguía siendo grabado mientras confesaba a sus fans que Kupchak le había preguntado si no creía que Bynum iba a ser muy bueno en 10 años. «¿Estás bromeando? ¡Estoy tratando de ganar esta mierda ahora!», fue su respuesta.
La negociación fallida por Kidd no había sido más que la gota que colmaba el vaso. Anteriormente el propio Kobe presionó a la franquicia para que acometieran varias operaciones para adquirir a Baron Davis, Carlos Boozer o Ron Artest. En el caso de Davis, fue el propio Jackson quien echó para atrás las negociaciones. Desconfiaba de su estado físico tras las lesiones. En el caso de Boozer, no hubo ninguna posibilidad. Larry Miller, el propietario de los Jazz no escuchó ninguna oferta y en el caso de Artest, Indiana pedía a Lamar Odom, pero Kupchak y Jackson creían que salían perdiendo con esta operación.
Dos semanas después. Buss, hizo un viaje a Barcelona para reunirse con Bryant, que estaba de vacaciones con su familia. Nada de lo que dijo Buss pudo conmover a Bryant. Reiteró su deseo de ser traspasado. Para enfatizar, lo publicó en su página web, KB24.com, despidiéndose de los aficionados de los Lakers como si sus días en Los Ángeles hubieran quedado atrás:
«Cuanto más pensaba en el futuro, más me convencía de que los Lakers y yo tenemos dos visiones diferentes de futuro. Los Lakers están siguiendo un plan a largo plazo que es diferente del que el Dr. Buss compartió conmigo cuando volví a firmar como agente libre. He visto cómo se desarrolla ese plan durante los últimos tres años y he observado grandes oportunidades para reforzar la plantilla desaparecer. Esto ha llevado a que los Lakers no ganen una serie de playoffs. Ha sido muy frustrante tener a alguien «dentro» de la organización de los Lakers tratando de culparme en los medios por no ser capaz de liderar a los Lakers a cotas más altas. Quiero que quede claro que todavía amo, con todo mi corazón, a la organización de los Lakers. De Mikan a West, a Goodrich, a Wilt, a Kareem y a Magic. Eso nunca cambiará. Y el apoyo que mi familia y yo hemos recibido de los aficionados de los Lakers ha sido lo mejor de estos días difíciles. Pero ahora hay un nuevo camino por delante. Voy a seguir trabajando para volver a luchar por más títulos. El camino es duro, pero sé que llegaré.
Fuerza y Honor Kobe»
Había obtenido «Fuerza y Honor» del personaje Maximus de Russell Crowe en la película Gladiator. En el caso de Bryant, la fuerza era innegable, pero el honor ahora no sólo era discutible sino también trasladable a una nueva franquicia.
Buss obtuvo una concesión de Bryant: un acuerdo para mantener sus conversaciones fuera de la prensa en el futuro. Bryant no dijo nada públicamente el resto del verano, aunque se encargó de hacer públicas sus intenciones a través de sus confidentes, especialmente Bucher de ESPN. Mientras Kobe disputaba el torneo FIBA de las Americas que daba derecho a disputar los JJOO de Pekín, Bucher desvelaba que Kobe no volvería a vestir la camiseta de los Lakers.
Dentro de esta tormenta, se confirmaba la adquisición de los Celtics via trade de Kevin Garnett. Durante la agencia libre muchas franquicias echaron las redes sobre Garnett, incluso los Lakers ofreciendo a Odom y Bynum, pero esa operación nunca llegó a buen puerto. En una medida desesperada ofrecieron al propio Bryant por Garnett, pero Kobe y su cláusula de non trade, jamás aceptaría ese acuerdo.
Los Lakers no volvieron a moverse en todo el verano, desechando un trade de Bynum por un Jermaine O’Neal que comenzaba a dar muestras de empezar en la curva descendente de su carrera. Al final del verano la novedad más reseñable era la vuelta de Derek Fisher quien había sido liberado de su contrato en Utah para encontrar la mejor atención médica para su pequeña hija, que padecía cáncer en un ojo. Pero no importaba cuan grande fuera el amor de Kobe por Fish, eso no iba a cambiar nada.
Hasta el último día nadie sabía si Bryant se iba a presentar al training camp. Pero fiel a su cita, allí se presentó junto al resto de componentes de la plantilla.»Quiero que todos comprendan que solo quiero traer un título de vuelta a esta organización». Pero ante los medios Bryant no quiso disculparse por sus palabras hacia Buss y afirmó que durante los dos últimos años había estado ausente de la franquicia. Esto no sentó nada bien al propietario de los Lakers, que estaba acostumbrado a lidiar con los caprichos de sus estrellas. Hasta ese momento nunca había recibido el ataque directo de una de ellas hacia su persona. Buss salió a los medios para comunicar que escucharía ofertas por Kobe Bryant. Buss sonaba como si hubiera cortado emocionalmente los lazos con Kobe. «En este negocio no se puede hablar de lealtades. Él lo está tratando de la misma manera que lo hago yo». Bryant estaba molesto porque entendía que se habían desvelado algunos términos de la conversación que habían tenido en Barcelona. Objetivamente, Buss no había dicho nada que no se supiera antes del verano. Sin embargo esto supuso un nuevo punto de fricción en la relación entre ambos. Lo único que quería Kobe era formar parte del proceso de su traspaso o ejecutaría su cláusula de non trade. Bryant y su agente, Rob Pelinka, recibieron permiso para hablar directamente con otros equipos y de esta encontrar un paquete que satisfaciera a los Lakers. Chicago Bulls, parecía perfecto en todos los sentidos. Estaban en el Este, una conferencia que estaba muy abierta: LeBron James acababa de llegar a las Finales con los heterogéneos Cleveland Cavaliers, que no eran mucho mejores que los Lakers. Chicago era un mercado importante, lo suficientemente grande como para mantener a Bryant dentro de los grandes productos de marketing de la NBA. Con una plantilla joven y profunda, Pelinka pensaba que los Lakers podrían conseguir algo a cambio para no salir perdiendo en la operación. John Paxson al contrario que su jefe Jerry Reinsdorf era partidario de hacer un cambio. Confiaba en presionar a los Lakers, al fin y al cabo ellos mismos habían devaluado a Kobe al ponerle en el mercado públicamente.
Pero las negociaciones entre ambas franquicias se quedaron en un punto muerto. Los Lakers querían a Luol Deng y algún jugador más, pero los Bulls no querían sacrificar a una de sus promesas. Ambos equipos intentaron involucrar a un tercer equipo para llegar a la n acuerdo satisfactorio para todas las partes. Bryant ponía más presión sobre los Lakers afirmando que no aceptaría ninguna otra opción que no fueran los Bulls y además que solo aceptaría un traspaso que no afectara a la capacidad competitiva de la franquicia de Chicago.
Pronto quedó claro que estaban en un punto muerto. Los Bulls no quisieron desprenderse de su mejor jugador joven, el delantero Luol Deng. Los Lakers querían a alguien mejor que Deng, un jugador que había sido All-Star, y le dijeron a los Bulls que vieran si podían adquirir uno de algún otro equipo. Paxson intentó involucrar a los Kings, para que enviaran a Artest, un jugador del gusto de Jackson a los Lakers. Los Bulls estarían dispuestos a enviar a uno o dos jóvenes jugadores mientras ellos recibirían a Bryant. Pero Geoff Petrie, general manager de los Kings no estaba dispuesto a hacer el trabajo sucio para John Paxson.
Los medios se alimentaban de rumores y anunciaban un inminente acuerdo con nuevos jugadores involucrados cada noche. Bryant desapareció de la escena pública durante tres días aprovechando que tenía que parar por una tendinitis. Mientras tanto a Jackson no se le veía demasiado preocupado. Su trabajo iba a variar sustancialmente en función de la salida de Kobe. Por eso mismo extrañaba la calma que desprendía en su lenguaje corporal. Le había prometido a Jerry Buss que continuaría hasta el final de la temporada con Kobe o sin Kobe.
La pretemporada fue llegando a su fin y un Kobe resignado obtuvo el alta médica un día antes del comienzo del campeonato. Ambas partes habían llegado a la conclusión de que tendrían que soportarse… al menos hasta el dead tradeline de febrero. Tres días después del comienzo de la competición, los Bulls confirmaban las sospechas de Lakers y Bryant y anunciaban que se retiraban definitivamente de las negociaciones.
En Los Angeles al menos esperaban tener unos meses tranquilos antes del All Star. Nadie se imaginaba entonces, ni siquiera el propio Kobe, que un chico de Sant Boi iba a cambiar las aspiraciones de los Lakers de la noche a la mañana.
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