“Saludos desde Ginebra. Desde la Patinoire de Vernets. El griterío es ensordecedor. Pocas veces un partido de baloncesto ha sido tan comprometido. Vamos a vivir, peligrosamente, las próximas dos horas. El espectáculo es poco menos que dantesco: seguidores del CAI que han sido atacados por las calles por los seguidores del PAOK para, a navaja en mano, quitarles las entradas; seguidores del CAI que han sido agredidos en este pabellón hace unos minutos…”
De esta forma, Pedro Barthe junto a Juan María Gavaldá y Paco Grande, hacían una breve introducción a la final de la Recopa de 1991 que iba a enfrentar al CAI Zaragoza y al PAOK de Salónica.
Recopa de Europa 1991: CAI Zaragoza vs PAOK
Cómo llegaban a la Final
Estos dos equipos se enfrentaron en la fase de grupos con victorias locales. En Zaragoza, el equipo aragonés venció por 70-64 donde prevalecieron los sistemas defensivos, mientras que en Salónica los griegos ganaron por 112-102 con un juego más abierto al ataque.
Aunque la igualdad era evidente entre estos dos equipos, a tenor por los resultados previos, Manel Comas dispone de una plantilla más amplia frente a un “cinco” inicial muy fuerte que difícilmente varía Dragan Sakota.
Manel Comas declaraba: “A este equipo le faltan los cinco mandamientos del baloncesto, es decir: disciplina motivación, orgullo, organización y odio deportivo. Al CAI le falta todo esto y mi impresión es que estamos defraudando a una masa social de once mil personas. Hay una cosa bastante clara y es que conmigo no van a poder. A pesar de todo, estoy convencido de que en Ginebra vamos a dar todo lo que podemos y vamos a sacar adelante una final que, en principio y según el juego que estamos practicando, tenemos muy cuesta arriba.”
Unas duras declaraciones intentando “herir el amor propio” de la plantilla y motivar a unos jugadores excesivamente retraídos que llevaban 14 derrotas en 33 jornadas de liga.
Como decíamos, el entrenador griego Dragan Sakota basa su juego en Barlow y Fassoulas fajándose bajo los tableros y en la rapidez y acierto de Stravropoulos, Ioannu y Prelevic. Éste último, asemejaba su juego a Dusko Ivanovic. A estos cinco titulares, sólo podría incluirse a Papahronis, un pívot bastante marrullero. El resto de la plantilla tiene poca o ninguna inclusión y repercusión en el juego.
Un equipo capaz de lo mejor y de lo peor, donde su mayor proviene del apoyo de su enfervorizada afición.
Y comienza la Final
A los pocos minutos de encuentro, y con la primera canasta anulada al PAOK por falta en ataque de Brown, comienzan las protestas de los seguidores griegos y el primer objeto lanzado a la cancha. Momento que aprovecha Juan María Gavaldá para comentar: “el colegiado tiene que guardarse en el bolsillo ese objeto. Creo que deberá tener los bolsillos muy anchos…”
Desde el primer momento y gracias una fuerte defensa bajo los aros se logra tener el marcador en franquicia para los maños.
Que se cargaran pronto los pívots griegos era una tarea importante para el CAI. Y lo consiguieron a los cuatro minutos del
juego con Quique Andreu parando a Fassoulas, el buen hacer de Kevin Magee y la experiencia de Fernando Arcega.
Pero entonces comenzó a notarse alguna decisión más que dudosa por parte de los colegiados favorables al PAOK. Sobre todo, del colegiado inglés. Cosa que no pasa desapercibida por Gavaldá al decir: “los árbitros han entrado en una fase de benevolencia un poco alarmante.”
Un dato a tener en cuenta es la tercera falta de Fassoulas a los seis minutos.
El único pero en los zaragocistas era que Mark Davis no entraba en la dinámica del juego de su equipo. Su primera canasta se produce a los nueve minutos de partido. Demasiado tiempo para un hombre básico en la anotación del CAI, si tenemos en cuenta que promediaba alrededor de 23 puntos por partido.
Como primera “anécdota” de este partido, Manel Comas solicita tiempo muerto, tras recibir un parcial de 8-4 favorable a los griegos que se acercaban a tres puntos, para poner de nuevo las ideas claras y parar a Prelevic. No le conceden el tiempo muerto con las consiguientes protestas del entrenador y su cuerpo técnico. Mientras tanto, sigue el partido con canasta de Magee. Comas anula el tiempo muerto, pero la mesa lo concede. El CAI no lo utiliza, pero los griegos, sí. Nadie tiene claro a quién se le va a asignar, mientras discuten en la mesa de anotación con la presencia del mismísimo Stankovic.
Papahronis, recién entrado en pista, busca cualquier método para sacar del partido al rival. En un contraataque de Davis solo a canasta, lo agarra del cuello en el aire con la consiguiente señalización de “falta intencionada”. Todavía se “digna” a protestar a los árbitros sobre la calificación de dicha falta.
Por su parte, Zapata, el recambio en pista de Quique Andreu, tenía problemas bajo canasta con Fassoulas: no tenía opciones de anotar. Siendo un hombre que no tiene mal tiro de 3 metros, tendría que buscar esas posibilidades en lugar de encerrarse y arrinconarse bajo el aro donde no saca ningún beneficio a su juego.
Si el CAI pedía tiempo cuando se acercaba el rival en el marcador, los griegos lo hacían para que no se les escapasen en exceso en el electrónico. No se daba cuartel.
A falta de un minuto para el descanso, se produce un hecho que podría parecer básico para los esquemas del conjunto griego: a Fassoulas le pitan su cuarta falta personal. Lo curioso es que los colegiados no le sancionaran durante trece minutos con ninguna falta, a pesar de los agarrones y codazos que proporciona el griego.
Se llega al término de los primeros veinte minutos con marcador favorable al CAI por 36-31. Un buen resultado teniendo en cuenta el poco acierto de algunos jugadores clave en el equipo español. También se ha echado en falta surtir de balones dentro de la zona para buscar “canastas fáciles” aprovechando la acumulación de personales de los jugadores interiores griegos.
En la reanudación, ambos equipos salieron quizás más nerviosos: poca efectividad en el tiro y un juego más enredado. Esto lo aprovecharon mejor los griegos. O quizás se aprovecharon del “cambio de criterio arbitral”, puesto que en cinco minutos los jugadores maños acumularos ocho faltas por dos de los helenos.
Mark Davis seguía sin entrar en la dinámica de su equipo y los de Salónica empatan a 41 puntos. Los aficionados griegos vuelven a animar, más si cabe todavía, a su equipo conscientes del momento particular del partido. Lo hacían de una forma tan atronadora que prácticamente impedían escucharse a los comentaristas.
Y llegó el infierno
Se produce el momento “clave” de la final: quinta falta de Fassoulas en el minuto cinco. Es sustituido por Papahronis, quien en la siguiente jugada comente su cuarta falta y las consiguientes protestas del jugador y cuerpo técnico.
Los seguidores del PAOK comienzan a lanzar todo tipo de objetos a la pista. Antes esta tesitud, y que algún objeto impacta sobre él, el colegiado inglés ordena a los jugadores españoles que abandonen la cancha mientras los griegos permanecen impasibles junto a su banquillo.
Se interrumpe el encuentro con empate a 41 y catorce minutos por jugar.
Ante este hecho, Juan María Gavaldá comenta a Pedro Barthe: “Si un equipo con esta afición puede quedar campeón de Europa, es un tema muy peligroso para el baloncesto. Imagínate cuántas aficiones se pueden convertir en esto que tenemos aquí, para llevar a su equipo a conseguir títulos internacionales. Muy peligroso para el baloncesto.”
“El árbitro inglés ha sido el que ha llevado al banquillo aragonés hacia el vestuario, y el colegiado italiano no quería meterse dentro. Lo que pasa es que estamos 41 a 41…”, sigue comentando Juan María Gavaldá.
Pedro Barthe le contesta: “Cuidado que queda mucho partido, y a ver con qué carácter de decisión asumen los catorce minutos largos que quedan…”
Además, comenta: “Es una vergüenza. Vaya papelón el que está haciendo hoy el sr. Stankovic. No tenía que haberse jugado este partido. Y Stankovic con las manos en los bolsillos. ¿Qué dice?”.
Paco Grande a pie de pista pregunta a Stankovic: “Dijo que la FIBA se hacía responsable de cualquier situación. ¿Qué va a pasar ahora?” A lo que lo contesta: “No sé. Depende de los árbitros. Han de decidir.”
“¿Va a hablar usted con ellos?”, vuelve a preguntarle. “Los árbitros deciden. Será así”, contesta.
Pedro Barthe incide: “Podría recordarle a Stankovic que el Barcelona acabó en Salónica, este año, su partido con el Aris a puerta cerrada. Que no es la primera vez que un equipo de Salónica protagoniza un hecho como éste…”
Paco Grande le traslada el comentario al Secretario General de la FIBA, y responde: “La cancha del Aris está descalificada por dos partidos. Puede que sea descalificada por todo. Es malo porque baloncesto en Grecia es tan popular, tiene mucho interés. Pero con este público sin disciplina mínima no sé cómo se puede trabajar.”
Fassoulas, micrófono en mano, intenta apaciguar los ánimos de sus aficionados. Paco Grande le pregunta qué les ha dicho a sus seguidores. El pívot contesta: “Es la primera vez que el PAOK juega una final. Que los árbitros les han colocado con cuatro faltas personales, pero que él les ha aconsejado tranquilidad. Que no es cuestión de que sean sancionados en ningún momento…”
“Creo que no podemos estar sorprendidos. Nosotros que llevamos aquí en el pabellón, desde una hora y media antes de empezar el encuentro, todos presumíamos que podía pasar, por desgracia, algo así…” Otro comentario muy acertado de Juan María Gavaldá.
Se reanuda el encuentro
Tras seis minutos, los jugadores del CAI y los colegiados vuelven a pista. En ningún momento los jugadores del PAOK abandonaron la cancha. Y con 14:18 minutos por jugar, se reanuda el encuentro.
“Yo había avisado: posiblemente el CAI saldría perjudicado en esa interrupción y así ha sido. Han perdido un poco la situación anémica del juego, la intensidad y creo que con ese tiempo muerto Manel Comas a ver si consigue meter de nuevo a su equipo en el partido.” Apreciación de juan María Gavaldá al poco de la reanudación.
Hizo efecto la arenga del técnico a sus jugadores, pues a falta de 12 minutos se imponían por un 56-49, gracias a un parcial de 12-1.
“Puede ser el momento de ruptura de esta final. Muy desgastado el conjunto griego en cuanto a potencial humano. Muchos hombres fuera por faltas, poca posibilidad de suplencia en el banquillo… Estratégicamente, se han colocado a jugar con tres hombres que van a buscar insistentemente penetraciones con un baloncesto fácil hacia canasta o bien lanzamientos de tres puntos suicidas. Cuidado que yo he visto partidos del PAOK tirando de tres puntos a la desesperada y metiendo triples increíbles.” Otra valoración de Juan María Gavaldá que preveía los movimientos del equipo griego en el partido.
Y así transcurrió, puesto que a falta de 6:30 minutos, el electrónico mostraba un empate a 65, con movimientos y tiros de los griegos tal y como manifestaba Gavaldá,
“Es muy importante que el CAI se mentalice, si no lo está todavía, que puede conseguir la Recopa. Pero va a llevar un partido igualado hasta el final. Y nunca debe aparecer el miedo a perder.” Una nueva aportación de Juan María Gavaldá cuando a falta de 4:25 para el final, el marcador señalaba empate a 70 puntos.
“Los jugadores del CAI empiezan a notar el peso de la responsabilidad”, le contestaba Pedro Barthe.
Faltando 3 minutos para la conclusión, Mark Davis demostró su temperamento y sangre fría. Pero ya era demasiado tarde.
El PAOK se imponía por 76-72. Con Prelevic y Barlow como principales artífices de esta victoria.
La despedida de la retransmisión por parte de Pedro Barthe denotaba el amargo resultado final: “Ha ganado el PAOK, señores. Esta final era muy difícil. El CAI lo ha intentado. Ha hecho todo lo posible. Le ha puesto todo lo que había que poner, pero a veces juegan muchos factores. Desde la Patinoire de Ginebra, una vez más, aquí, ha perdido un equipo español.”
Post Partido
Fernando Arcega, capitán del CAI, comentaba a la finalización del encuentro: “Ha habido mala suerte y al final nos han ganado. Cuando te salen las cosas torcidas es muy difícil enderezarlas. De todas maneras, para perder las finales primero hay que jugarlas. De todas formas, lo que hemos de conseguir de aquí en adelante es estar en más finales y aseguro que ganaremos alguna. La afición del PAOK ha tenido un comportamiento lamentable.”
José Ángel Arcega añadía: “No es normal que antes de una final estemos más de una hora en el vestuario metidos, porque no podíamos salir a la cancha a calentar. Hemos tirado por la borda una gran ocasión y lo triste es que esto sólo ocurre cada mucho tiempo. Espero que el tremendo disgusto que tenemos lo podamos superar en un plazo de tiempo breve y que la cosa no vaya a mayores.”
El más claro tras el encuentro fue Manel Comas en sus declaraciones: “Me siento muy jodido porque no supimos ganar cuando lo teníamos todo a nuestro favor. Las faltas nos hicieron mucho daño, sobre todo en los últimos catorce minutos. Pero no hay excusas, nos encogimos y en los compases finales ellos tuvieron más morro que nosotros.“
“Nuestro objetivo era que el PAOK se cargara de faltas y lo hemos conseguido, pero en ese momento se ha tenido que suspender el partido y esa ha sido nuestra ruina.”
“Cuando teníamos superioridad en el rebote, no jugamos al contraataque y cuando lo hicimos, como en la jugada de Ruiz Lorente, nos salió mal. Tuvimos la victoria en la mano y no lo aprovechamos”, sentenciaba.
Otro de los hándicaps fue el de la interrupción, “No se puede jugar así. Cuando nos retiramos al vestuario, dijeron que el encuentro quedaba suspendido. Pero al cabo de un momento, nos enteramos que teníamos que salir de nuevo al parqué. No se pueden cargar y descargar las pilas constantemente. Ese parón nos ha traído más problemas de los que podíamos imaginar.”
Por parte del conjunto griego, Dragan Sakota comentaba: “Este es un gran triunfo para nuestro equipo y se ha conseguido a base de coraje y de confiar en nuestras propias fuerzas. No creo que haya ocurrido nada anormal en el partido. Nuestra afición es muy extrovertida, muy caliente y nos ha animado constantemente. Solamente ha habido un pequeño incidente y se ha solucionado rápidamente. Creo que todo ha sido correcto. El CAI Zaragoza ha sido un gran rival, ero en esta ocasión hemos sabido cómo jugarle.”
Hay que tener en cuenta algunas valoraciones respecto a este partido:
La FIBA debería tener en cuenta a la hora de decidir las sedes de las finales otros aspectos que no fueran solo económicos. Cabe recordar que en 1991 el franco suizo era una moneda muy cotizada. Y albergar una final en un pabellón de esas características, con poco aforo para este tipo de eventos, y una descoordinación total en la seguridad.
Lo acontecido antes del encuentro ya indicaba que algo podría pasar. Sobre todo, si tenemos en cuenta los precedentes con algunas aficiones.
El señor Sakota estaría bastante acostumbrado a este tipo “incidentes” para catalogarlos como “situaciones normales” habiendo entrenado a equipos con aficiones “calientes” como la del Partizán y la de Salónica. Al menos, podría reconocer los hechos ocurridos y que contemplaron toda Europa.
De esta forma mostraba Fassoulas el trofeo, tras la irrupción de la afición griega sobre la pista para celebrar con sus jugadores el triunfo.
Las “vagas” decisiones de un Secretario General de la FIBA presente en el recinto, para no tomar cartas en el asunto. Hay que tener valentía en este tipo de situaciones y resolver adecuadamente por el bien del deporte y el espectáculo.
Lo que es indudable, es la poca personalidad que tuvo ese día el Sr. Stankovic: abandonar el palco de autoridades y presenciar el encuentro junto a la mesa de anotación. Todas las personalidades tuvieron que abandonar dicho palco y ubicarse en otras localidades, el presidente del CAI Zaragoza (D. José Luis Rubio) presenció el partido junto a sus aficionados, debido a la invasión de esta ubicación de los griegos.
No sólo tuvo la poca integridad de abandonar al resto de autoridades, sino que fue incapaz de imponer el orden, la sensatez y mantener los criterios arbitrales. Hubo un antes y un después tras el parón del encuentro.
Esa era la forma con la que actuaba: en lugar de dar ejemplo al resto de estamentos deportivos se escondía entre palabras y actitudes poco ejemplares para una persona de su cargo.
El CAI no supo ganar. Teniendo cierta ventaja, ocho puntos a falta de ocho minutos, no supieron ni parar al contrario ni amoldarse al cambio de criterio arbitral tras la reanudación del partido. No tuvieron ni la experiencia ni la sangre fría para llevarse la victoria. No supieron mentalizarse. Dejaron escapar una oportunidad única: la mejor de su vida.
Los comentaristas estuvieron acertados en todo momento. Narraban lo que pasaba en la pista, afinaban en los comentarios técnicos y nos adelantaban lo que podría ocurrir, como así fue, tanto con los aficionados griego como con las decisiones tomadas a raíz de los hechos acaecidos. Tener en cuenta acciones y medidas similares, no es “ver conspiraciones”: es constatar hechos y denunciarlas públicamente.
Para todo el que quiera ver y comprobar esta final, se puede hacer en este enlace:
Fuentes: Revista Gigantes, Mundo Deportivo, Televisión Española, YouTube.
Agradecimientos: Natxo Andreu (por su apoyo en esta andadura y su empuje a hacerlo) y a Juan Carlos (por darme una oportunidad).
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