domingo, junio 4, 2023
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Tom Thibodeau: La recompensa al trabajo duro

Cuando en el pasado verano, los New York Knicks deciden apostar por un entrenador como Tom Thibodeau para la “reconstrucción” de su franquicia, un aluvión de críticas comenzó a arreciar sobre la gerencia. Los hinchas y fanáticos de los Knicks, que no son precisamente pocos, estallaron tras la contratación del técnico criticando duramente el movimiento y tachándolo incluso de “paso atrás” a la hora de desarrollar el equipo. La mayoría de la gente, entre los que sin pavor me incluyo, criticamos fervientemente este fichaje al se Thibs un entrenador de la “vieja escuela” y, al menos, no parecer el más indicado para el desarrollo de una plantilla que pretendía, poco a poco, volver a ser competitiva desarrollando a sus jóvenes promesas.

Tom Thibodeau, el resurgir de los New York Knicks

Pero, a la vista está, que no hemos podido estar más equivocados. Thibodeau se ha encargado de cerrar todas las bocas que le criticaban cuando llegó a la gran manzana y es que, el trabajo que ha hecho hasta ahora con este equipo es digno de todo tipo de elogios e incluso, en un futuro, quién sabe si de alguna epopeya baloncestística…

Thibodeau llegó en Julio a un equipo que llevaba muchos años sin ser competitivo, un equipo joven y sin alma, con uno de los peores balances tanto en ataque como en defensa de toda la liga y cuya estrella joven, y reciente pick 3 del pasado Draft, RJ Barret, no había acabado de convencer a la parroquia Knickerbocker. Parecía un reto muy complicado para cualquier entrenador y, en un principio, y, como dije antes, el bueno de Thibs no parecía el más adecuado para afrontarlo. No olvidemos que Thibodeau es un entrenador de la vieja escuela, con un método bastante tradicional e inflexible, que exprime a su quinteto titular y a sus estrellas hasta casi la extenuación y que no tenía la mejor fama en cuanto al desarrollo de jugadores jóvenes.

Pero ahora, y tan solo unos meses después, los Knicks son cuartos en la Conferencia Este de la NBA a menos de un mes para el inicio de los Playoffs y tras haber ganado 8 partidos consecutivo ¡8 PARTIDOS CONSECUTIVOS! Esto puede parecer simplemente una buena racha, pero ¿hacía cuánto estos Knicks no tenían una buena racha así? ¿hacía cuánto no eran la mejor racha en activo de la NBA?

Además, los de Nueva York son una de las mejores defensas de la NBA (no lo eran desde 2012) y también han conseguido mejorar considerablemente su ofensiva. Pero, si el equipo, a grandes rasgos, es casi el mismo que el del año pasado, ¿Qué ha cambiado en estos Knicks? y, la respuesta a esta pregunta es un nombre propio, Tom Thibodeau.

Como mencioné antes, Thibs aterrizó en Nueva York el pasado verano, concretamente el 25 de Julio. Los Knicks, ausentes en la pasada burbuja de Orlando por sus deméritos deportivos, habían tenido un buen descanso con todo el tema de la pandemia y aún les quedaba por delante cinco largos meses de preparación antes del inicio de temporada.

Y esto, fue una bendición para un entrenador como Thibodeau, que, sin duda, tenía una gran labor por hacer allí. Desde el primer día, se le vio más calmado y sosegado que de costumbre y con unas formas más adecuadas para tratar a los jugadores, sobre todo a los más jóvenes que aún no tenían experiencia en la liga. Tom empezó, como no podía ser de otra manera, por lo que para él es la base de este deporte: la defensa. Porque Thibs puede ser criticado por muchas otras cosas, pero en cuanto a sus conceptos y conocimientos defensivos es, sin lugar a duda, uno de los principales baluartes en los banquillos de la liga.

Poco a poco fue inculcando este concepto en los jugadores y formando un nuevo “ADN defensivo” en el equipo. Largas sesiones en las que tan solo trabajaban movimientos de carácter defensivo y cambios en los marcajes para ser lo más efectivos posibles. Algunos jugadores comentaban que acababan los entrenamientos agotados tanto física como mentalmente, porque este sistema defensivo de Thibs requiere no solo una gran capacidad física para llegar a todas las marcas sino también una concentración plena en cada acción del juego. Pero, a pesar de todo esto, Tom consiguió una de las cosas más difíciles para un entrenador NBA: que todos sus jugadores le “comprasen” su sistema. Y así es que, poco a poco, y después de mucho trabajo, Thibs ha conseguido que estos Knicks estén entre las 5 mejores defensas de la NBA, algo impensable si lo pensamos a principio de temporada.

Además de este nuevo “ADN defensivo” Tom consiguió algo cada vez más difícil en la NBA: encontrar y asignar los diferentes roles para cada jugador dentro del esquema del equipo a la perfección y que cada jugador lo entienda, lo acepte y lo desempeñe de la mejor manera posible. Y esto, que para muchos puede parecer sencillo e incluso de carácter anodino, es la principal diferencia entre los buenos equipos y los grandes equipos. Conseguir que cada uno de los jugadores que conforman el plantel sepa cuál es su rol dentro de la plantilla y ejecute su labor de la mejor manera posible. Y a día de hoy, podemos decir, sin temor a equivocarnos, que Thibodeau lo ha conseguido con creces.

Si por algo destacan estos Knicks no es por un juego coral o por hacer jugadas ofensivas espectaculares, sino por ser un equipo muy serio, que parte de la defensa para cerrar su aro y que, a partir de ahí, construye su ofensiva. Sin grandes alardes, sin grandes jugadas colectivas, pero con una gran eficiencia. No son una defensa asfixiante que busca recuperar el balón para salir corriendo al contraataque, más bien, estos Knicks te aguantan, te cubren todos los espacios y te incomodan tanto que provocan múltiples fallos en los tiros al estar siempre encima de sus rivales. Y todo esto es, aparte del mérito evidente de los jugadores, por obra y gracia de Tom.

Y es cierto, que también la explosión de un jugador como Randle, que incluso estuvo a punto de salir antes de comenzar la temporada por su bajo rendimiento, ha ayudado en gran medida a estos Knicks a estar donde están y que, sin él, probablemente no estaríamos hablando de Playoffs, al menos de forma directa. Pero por lo que hoy traemos a colación al bueno de Tom es por algo que va mucho más allá de una cuarta posición o de una clasificación histórica a Playoffs. Hoy hablamos de Thibs porque ha logrado algo que muchos se pasan toda la vida intentando y que solo unos pocos privilegiados acaban consiguiendo.

Tom Thibodeau ha cambiado el alma de una de las franquicias con más historia de esta liga, ha generado un nuevo gen competitivo en un equipo que llevaba años vagando a la deriva, ha construido una nueva identidad colectiva en la franquicia, ha conseguido modificar el curso de un equipo que, parecía se veía abocado a unos cuantos años de travesía por el desierto y, lo más importante, ha demostrado a sus jugadores y a toda la liga, que, un equipo sin estrellas aparentes, pero que trabaja día a día con esfuerzo y solidaridad, puede, al menos, competir de tú a tú a cualquiera y eso, queridos lectores, no es desde luego baladí.

Es por esto que los seguidores de los Knicks, en particular, y los seguidores de la NBA, en general, debemos reconocer su trabajo y darle las gracias por haber vuelto a poner en el mapa del baloncesto mundial a una franquicia del calado y la importancia histórica como son estos Knicks y porque como ha declarado esta semana LeBron James: “La liga es simplemente mejor cuando los New York Knicks ganan de forma regular”.

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