viernes, junio 2, 2023
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Copa Korac 1981: Cuando el Joventut tocó el cielo de Europa (y II)

40 años después nos hablan algunos de sus protagonistas (El héroe de la noche, dos de las estrellas del equipo y el futuro del Joventut) y un aficionando

Entrevista a Joe Galvin (ex-jugador del Joventut e Inmobanco) El héroe de la noche.

¿Qué sensaciones tenías antes de jugar la final de la copa Korac?

Aunque era nuevo en el baloncesto europeo, aprecié mucho la importancia de jugar por un Campeonato Europeo. Tuvimos suerte de salir líderes de nuestro grupo y eliminar al Estrella Roja de Belgrado en semifinales. La emoción de la final, jugándola en Barcelona, se sumó a la experiencia. Haywood, Dalipagic y el gran equipo del Carrera no me afectó para nada. Como jugador vives para jugar contra los mejores, especialmente leyendas como estos dos. Para mí, reconocí el alcance que tendría este partido en Europa, lo que se sumó a la importancia del partido y mi carrera. Al menos lo pensé en ese momento. Comas nos tenía listos y concentrados ¡La preparación fue muy divertida!

¿Cómo se produjo la jugada de tu tiro que llevó el partido a la prórroga? ¿Estaba planteado así?

La jugada fue diseñada para que Ernesto y yo nos cruzáramos para Santillana y Gonzalo. El árbitro tardó tanto en darle el balón a Germán que todo el mundo se movía. Nadie protegió el balón. Cuando realicé la pantalla para Santillana, aquel tipo inmediatamente fue a doblarlo y Haywood se apartó de mí. En mi cabeza estoy haciendo la cuenta de 5 y puedo ver que tanto Santillana como Gonzalo estaban marcados. Casi instintivamente, retrocedo, cojo el balón y lanzo. De inmediato supe que iba a entrar.

¿Qué tipo de sentimiento te produjo el ganar el partido?

La alegría llegó a rachas. Inicialmente, después que sonara la bocina, pensamos que habíamos ganado. Entonces los colegiados decidieron abandonar la cancha y debatir (¿tal vez la primera revisión?)

Ahora es pura ansiedad. ¿Taponé el lanzamiento final o fue una interferencia? Mi “revisión no oficial” fue que se acabó el tiempo, ¡pero les digo a mis amigos que taponé el tiro!

Entonces regresaron y nos declararon ganadores. Se hizo real. Los abrazos de los compañeros, la multitud en la pista… Verdaderamente fue una experiencia increíble. Más tarde con el equipo en el vestuario… es un recuerdo muy especial.

Recuerdo cuando volvimos a Badalona, donde la plaza se llenó de aficionados y los saludamos desde el balcón del ayuntamiento.

Ahora, 40 años después de ese momento, de ese partido, esos compañeros y entrenadores siguen siendo excepcionalmente especiales. Congelado en el tiempo. Cada vez que necesito un impulso o me siento desanimado por algo, vuelvo a recordar aquellos momentos y me lleno de alegría una vez más.

En realidad, nunca vi ningún video del partido. Durante tantos años fueron las imágenes y los recuerdos. Entonces, un día, alrededor de 2006, cortesía de internet, me encontré con un video del tiro… y estuve hipnotizado durante horas. Lo más sorprendente de ese video es, que cada vez que lo veo, ¡nunca fallo! Nunca. Siempre entra y sonrío.

Todavía tengo la red y mi muñequera de aquel partido.

Galvin Korac 1981

¿Cuál sería la valoración hacia tus compañeros de equipo?

Ésta fue una victoria de equipo. Gonzalo Sagi-Vela estuvo muy bien esa noche. Al Skinner jugó muy bien. Margall siempre corriendo y anotando. Ernesto aportó su dureza. El liderazgo de Santillana. Manel Comas dirigió un partido magistral. Y, lo que es más importante, él y Joaquín Costa hicieron todo el trabajo durante todo el año para prepararnos para ese momento.

Germán, Jordi, Paco Sole… todos contribuyeron.

Estuviste tres años en España y luego dejaste el baloncesto. ¿Por qué?

Jugué año y medio en Badalona, dejándolo a mediados de la temporada 81/82. Jugué en Madrid en el Inmobanco en la temporada 82/83. Ese equipo ganó el Torneo de Navidad del Real Madrid y llegó a la final de la Copa del Rey. Firmé para regresar al Inmobanco en la temporada 83/84, pero el equipo se deshizo a mediados del verano.

Estaba interesado en jugar un año más, pero no surgió nada interesante. Estaba preparado para avanzar hacia mi futuro, así que después de una prueba fallida con los Seattle Supersonics, comencé mi carrera empresarial.

¿Qué recuerdas del baloncesto de la época en España y en Europa?

En retrospectiva, fue una época de transición. El baloncesto español estaba peleando contra las potencias tradicionales de Italia y Yugoslavia. Mientras Real Madrid y Barcelona todavía dominaban, equipos como el Joventut estaban a la altura del desafío. El Joventut había ganado la Liga unos años antes de mi llegada. El nivel de la competición y la calidad de los jugadores nacionales aumentaba drásticamente y, a medida que aumentaban los salarios, fichaban mejores americanos, elevando aún más el nivel de la competición.

Pero mi perspectiva es limitada. La capacidad de seguir el baloncesto español desde Estados Unidos en los años 80 era muy difícil.

El nacimiento y crecimiento de la Asociación de jugadores y la ACB ha impulsado claramente el baloncesto hacia adelante, dando como resultado todos los grandes jugadores españoles que han estado y siguen jugando en la NBA ¡Los animo a todos!

¿Qué impacto crees que causó la generación que compitió en los 80 en la explosión de Basket español en el 2000?

Creo que el aumento del nivel competitivo del baloncesto, combinado con la explosión en televisión, trajo conciencia a una audiencia que sólo seguía el fútbol.

El baloncesto es un deporte relativamente fácil/económico de transmitir y, con solo diez jugadores en una cancha pequeña que son muy visibles y reconocibles, se traslada a la pantalla de televisión quizás mejor que el fútbol.

He conocido a gente, a lo largo de los años, que se me acercan y me dicen que el partido de la final de la Korac fue su primera emoción en un partido de baloncesto.

Los grandes jugadores de esa generación allanaron el camino para el futuro. No entendía el legado de Margall o Santillana, ni preveía lo gran jugador que sería Jordi Villacampa.

Me siento bendecido por haber tenido la oportunidad de jugar con los amigos que hice y los entrenadores que tuve mientras estuve en España. Me siento increíblemente honrado de ser una pequeña parte de la historia el Joventut y del baloncesto español.

Sagi Vela Joventut

Entrevista a Gonzalo Sagi-Vela (ex-jugador del Estudiantes, Joventut y Caja de Ronda) Una de las estrellas del Joventut.

Viniendo de una gran Saga, ¿Qué suponía llegar a jugar una final europea con el Joventut?

Demostrar que en un equipo – que en aquella época estaba dentro de la élite- yo podía como parte integrante del mismo, aspirar a ganar títulos que en el Estudiantes no podríamos lograr nunca por nuestra posición en la tabla clasificatoria.

¿Qué sensaciones tenías antes de jugar contra el Carrera de Venezia?

Por un lado, nervios; por otra expectación y en general mucha ilusión porque al jugar en casa- y con esto me refiero a España ya que se jugó en el Palau- teníamos ciertas posibilidades, aunque sabíamos que nuestro rival -el Carrera de Venezia- era mejor equipo en conjunto que el nuestro.

¿Cómo catalogarías estos momentos de la final?

La canasta de Galvin que fuerza la prórroga

Milagro

El final del encuentro

Apoteosis

¿Cuál sería tu valoración sobre los compañeros y el cuerpo técnico en aquella aventura europea exitosa?

Extraordinarios todos.

Por poner en perspectiva, años 80, los titulares jugaban alrededor de 35 minutos de media. ¿Cómo se vivía esa situación?
Con naturalidad porque efectivamente es lo que había. Antes no había la posibilidad de tantas rotaciones, los equipos no tenían tantos jugadores de similar nivel como para sustituir a los jugadores titulares con tanta asiduidad como ahora, con lo cual, al tenerlo asumido – y no ser un baloncesto tan físico como el actual- se podía jugar esa cantidad de minutos todos los partidos sin problema.

¿Qué impacto crees que causó la generación que compitió en los 80 en la explosión del basket español en el 2000?

Creo que fue un hito importante, porque la selección española había empezado a lograr medallas en los distintos campeonatos europeos y mundiales. Se empezó a esponsorizar el baloncesto a un nivel mucho mayor, por lo que había más dinero para fichar buenos jugadores, y fundamentalmente porque la TV, que en aquella época se centraba en el fútbol casi en exclusiva, encontró en el basket una alternativa rentable y con mucha afición.

Margall Joventut

Entrevista a Josep María Margall (ex-capitán Joventut y ex-jugador del Valvi Girona y Festina Andorra) Una de las estrellas del Joventut.

Viniendo de una saga mítica en el Joventut, ¿Qué suponía llegar a jugar una final Europa con el club de tu vida?

Sí que soy de una saga, pero el objetivo principal era estar en la final e intentarla ganar. Y sobre todo que el Carrera tenía un equipazo (Haywood, Dalipagic…) Era un partido muy importante.

Todos los hermanos hemos jugado en la Penya. Ilusionados en que pudiéramos ganar la copa Korac.

¿Qué sensaciones tenías antes de jugar la final?

Era el día de San José. Yo me llamo Josep María y era mi santo. Y en casa dije: “yo voy a comer antes”, porque teníamos invitados. Así que comí antes, cogí el coche y quedamos con Jordi Villacampa que lo pasaría a buscar. Él vivía en Sant Adriá. Lo recogí, y desde Sant Adriá hasta el pabellón casi sólo nos dijimos “hola”

Vas concentrado y llegamos al pabellón casi sin hablar. El pabellón daba un poco de pena porque había bastantes claros.

¿Cómo catalogarías el momento de la canasta de Galvin que fuerza la prórroga?

Faltaban unos dos minutos. Perdíamos de ocho y yo hago la quinta falta. Y dices: “bueno, hago la falta porque ya está esto perdido…” A ver, no había triples y era más difícil remontar.

Luego pasó lo que pasó: fuimos a tope, nos salieron las cosas bien y la canasta de Galvin fue el summum. Y pensé: “Bueno, si metemos esta canasta, que él no era un tirador, podemos ganar.”

Por narices y por baloncesto les ganamos. Y sobre todo por unos grandes minutos de todos ellos. Y Gonzalo Sagi-Vela que estuvo fenomenal.

¿Y el final del encuentro?

Al final no sabíamos si habíamos ganado o no. se lio un poco y estás con una ilusión tremenda. Porque era el primer título europeo del Joventut.

¿Cuál sería tu valoración sobre los compañeros y el cuerpo técnico en aquella aventura europea exitosa?

Lo más importante es que cada uno dé el máximo de lo que tiene. Puedes ser muy bueno, pero si no das lo que puedes ser, malo.

Pienso que sobre todo en aquel partido, el equipo estuvo al máximo. Sabíamos que nos jugábamos una cosa que a lo mejor no lo podíamos ganar nunca más.

Estaba Santillana, Sagi-Vela. Skinner, Galvin, etc…

Skinner era un jugadorazo de narices, con un físico tremendo, que nos ayudó mucho. Lástima que él no jugaba la Liga. Sólo jugaba la Korac. Y ésto, para un jugador es más difícil para poder acoplarse al equipo. Pero él jugó muy bien todos los partidos.

Pienso que era un jugador con mucho más nivel. Había sido campeón de la ABA con los Nets. En los entrenos hacía cosas diferentes y a mí me gustaba aprender todo de todos los jugadores posibles.

Por poner en perspectiva, años 80, los titulares jugaban alrededor de 35 minutos de media, ¿Cómo se vivía esa situación?

Si jugabas 35 minutos, cojonudo. Yo me cabreaba cuando me sentaban. Y aunque fueran dos minutos, me cabreaba. Lo que quieres es estar en la pista.

Ahora, a lo mejor, nos volveríamos locos o nos hubiéramos ido acostumbrando. Pero tú estás ahí en la pista y estamos acostumbrados a jugar todo el rato. Cuanto más tiempo jugabas, mejor.

A veces, en medio del partido, estabas cansado. Pero no pedías el cambio ni nada.

Lo importante para mí era jugar. Los banquillos no me han gustado mucho.

¿De qué manera te marcó esta experiencia siendo uno de los puntales y uno de los líderes, sino el líder, del Joventut?

El líder y capitán era Santillana. Él y yo éramos muy amigos, pero cuando estábamos allí éramos “gato y perro”. Esto pasa y ya está.

Después vino Sagi-Vela, que había sido el líder del Estudiantes y se acopló muy bien. Y allí también era un líder.

¿Qué impacto crees que causó la generación que compitió en los 80 con la explosión del basket español en el 2000?

Del 80, todo el mundo habla del 84, la Olimpiada. Pero nosotros teníamos que pasar clasificatorias y cuando llegábamos a los cruces finales los perdíamos y quedábamos cuartos.

Hasta ahora, el equipazo que tiene la selección española, la pretemporada la hacían en la clasificación. Y nosotros teníamos que hacer la temporada en la clasificación, y a lo mejor llegábamos muertos.

Pero también es como estaba el baloncesto entonces. Estaba Yugoslavia, la URSS, que eran selecciones más potentes que ahora, que se han dividido. Y luego estaba Italia, que hacía buen baloncesto en aquella época.

Desde aquella generación a ésta, han pasado muchos años. Y no nos han visto.

Villacampa Korac 1981 Joventut

Entrevista a Jordi Villacampa (ex-capitán y ex-presidente del Joventut) El junior del Joventut.

Con 17 años eras el junior del equipo ¿Qué se siente al formar parte del primer equipo del club de tu vida con jugadores que seguramente fueran tus referentes y llegáis a la final?

Cuando tenía 16 años, era junior y compaginaba los entrenos del junior y los del primer equipo. Ya Manel Comas me llamó ese año, 1980, para formar parte del primer equipo, pero sin dejar el junior.

El cambio fue una transición tranquila. Me acogieron muy bien los jugadores y tenía como referente a José María Margall, que era la persona más importante de todas las que había en el club, en ese equipo, de esa época.

¿Cómo llegabais, tanto física como mentalmente, a la final?

A la final llegamos físicamente bien y con una buena mentalidad. Era la primera final de un campeonato de Europa que jugaba el Joventut. Y que podía optar a ganar.

La temporada había sigo muy difícil, me acuerdo. Con muchos cambios y con muchos vaivenes. Pero a un partido, cualquier cosa podía pasar.

El Carrera de Venezia era, sin duda, el favorito de aquel partido por la gran cantidad de buenos jugadores que tenía. Y muy conocidos. Pero ahí estuvimos. Y mental y físicamente a tope.

A pesar del horario y el precio de las entradas, que impidió que se llenase el Palau Blaugrana, ¿os sentisteis arropados en todo momento por vuestra afición?

El campo del Barça, para nosotros ha sido un poco talismán: ganamos aquella final y luego ganamos la primera liga ACB.

No me acuerdo de los precios que había. Recuerdo que era el día de San José, que era medio festivo y el campo no estaba a tope. Pero sí hubo muchos aficionados y que nos arroparon en todo momento y sí que notamos mucho a la afición.

¿Cómo catalogarías estos momentos de la final?

-La canasta de Galvin que fuerza la prórroga

La final fue muy igualada todo el rato. Al final del partido ellos se fueron de ocho puntos y faltaba minuto y medio. La verdad es que las posibilidades eran muy pocas, pero nunca perdimos la fe. Me acuerdo de que iban saliendo jugadores por faltas personales. En aquella época jugaban pocos jugadores, siete como mucho.

Al final, Galvin metió un tiro, que hubiera sido un triple hoy en día, que entonces era de dos, para empatar el partido.
La jugada no salió nada de lo que se dijo en la pizarra, pero tampoco había mucho tiempo. Y tuvimos la suerte de que un pívot metiera ese lanzamiento y forzara la prórroga.

-Tu salida a pista.

Mi salida, pues ya no quedaban casi nadie más en el banquillo. La regla es que tienes un minuto para pensar. El entrenador me cogió por banda y me dio unos consejos para que saliera: que hiciera lo que yo sabía, que saliera tranquilo… Salí muy bien, tranquilo. Me parece que tiré dos o tres tiros.

-El final del encuentro.

Al final, explosión de alegría por haber conseguido una cosa que, a mí me pareció que era muy accesible: ganar títulos. Y me di cuenta de que no. Porque nos costó mucho tiempo ganar el siguiente.

¿Cuál sería tu valoración sobre los compañeros y el cuerpo técnico en aquella aventura europea exitosa?

Aquel equipo del 80, vinieron Santillana y Margall de las olimpiadas de Moscú. Santillana ya digo que no quería hacer la pretemporada porque ya venía en forma. Con lo cual ya hubo los primeros roces con los compañeros, con el cuadro técnico. Le quitaron la capitanía un tiempo y se la dieron a Margall.

Era un club que tenía muchos problemas a nivel de equipo, pero buenos compañeros. Y a mí, como ya dije antes, me acogieron muy bien, me cuidaron mucho y poco a poco fui cogiendo protagonismo. No tenía muchos en aquellos años, pero después ya fui cogiendo protagonismo hasta llegar a mi madurez que ya lideraba un poco el equipo.

Por poner en perspectiva, años 80, un joven ocupaba plaza de banquillo. Los titulares jugaban alrededor de 35 minutos de media, ¿Cómo se vivía esa situación?

La situación del baloncesto sí que es cierto que ha cambiado mucho, que antes jugaban sólo seis o siete jugadores. Y ahora hay una rotación mucho más amplia.

Pero sólo tenía un objetivo: jugar cada vez más minutos y que el entrenador confiara en mí.

La verdad es que al principio llevaba las botellas de agua y las bolsas de los balones. Era el junior. Y eso a mí no me valía. Mi ilusión y mi objetivo era asentarme en el primer equipo, tener más responsabilidades, jugar más tiempo y eso sólo se hace con la competencia y demostrando.

Y en eso estuve: entrenar más, entrenar bien, ser mejor jugador para poder tener más garantías y poder jugar más tiempo. Con mucha ilusión y entrenando muchas horas.

¿Qué relación, tanto profesional como personal, mantenías en esos primeros años, siendo junior, con Manel Comas y los jugadores?

Mi relación con los jugadores fue muy buena. Aunque no había un ambiente de equipo muy unido, eso me hizo aprender.
En los primeros años jugué con Querejeta, Sagi-Vela, López Rodriguez… Era gente muy curtida.

Básicamente tengo buenos recuerdos.

Y con Manel Comas muy bien. Era un entrenador muy exigente, sabía el oficio perfectamente. Llevaba muchos años entrenando, vivía para el baloncesto y siempre le estaré agradecido porque tuvo la valentía de hacerme debutar tan joven en el primer equipo.

¿De qué manera te marcó esta experiencia para convertirte poco tiempo después, en uno de los líderes, sino el líder, del Joventut?

La madurez te la da la experiencia y Manel Comas me marcó. Pero también me marcó mucho Aíto. También he tenido la suerte de tener grandes entrenadores. Manel fue el primero que me enseñó cómo era el funcionamiento de un equipo profesional y tuve un papel, aunque no muy importante. Y eso es de agradecer.

Y eso me marcó el camino para seguir adelante con entrenadores que también tuve después y que fueron muy importantes como Aíto, Pedro Martínez, Lolo Sáinz, Zeljko Obradovic…

He tenido la suerte de tener buenos entrenadores y tener un buen equipo que crecimos juntos desde la cantera y estuvimos mucho tiempo juntos, madurando. Y eso fue la suerte de tener un núcleo nacional bien complementado por extranjeros para poder optar a conseguir títulos. Y eso estuvo muy bien.

Entrevista a Ricardo Sánchez (aficionado del Joventut)

Tú te calificas como un aficionado atípico del Joventut, siendo valenciano ¿Por qué?

Mis primeros recuerdos del Joventut son Slavnic. Y ser de la Penya era atípico porque no la conocía nadie, o casi nadie, en Valencia. La gente que le gustaba el baloncesto se sabía de memoria a Cabrera, Szczerbiak, Brabender, Rullán, Corbalán… porque siempre hacían partidos de Copa de Europa del Real Madrid en la televisión. Algunos conocían también a jugadores del Barcelona, pero del Joventut, nadie.

Y en mi casa, a mi padre no le gustaban los equipos de baloncesto dependientes del fútbol. Y nos metió en la cabeza que hay un equipo, el Joventut de Badalona, que la mayoría de los jugadores son gente de la cantera, muy de tiro… Y me gustaba. Y era algo atípico ser de la Penya en Valencia.

¿Qué pensabas del partido contra el Venezia?

Tenía dieciséis años. En valencia, con los amigos, en Fallas… sólo se pensaba en irse de fiesta. Pero había un partido de baloncesto que yo quería ver.

Pensaba que lo teníamos complicado, porque en el Carrera había un tal Dalipagic, que entonces teníamos miedo a todos los jugadores que acababan en “ic”. Y era un peligro tremendo porque sabías que te podía ganar el partido él solo. También tenían a otro llamado Haywood y otros internacionales italianos. Todos jugadores muy buenos.

Y sólo pensaba que este esquipo que me gusta puede ganar un título europeo.

¿Qué supuso en aquel momento la canasta de Galvin?

Yo recuerdo más la canasta de Galvin que luego toda la prórroga.

Y fue una cosa muy rara, porque era un americano que no era el jugador habitual que se fichaba por aquellos años, que era muy alto y espigado. Y que coge la bola y la mete de más de siete metros.

Me ha quedado marcada como una de las imágenes de baloncesto de todos los tiempos.

¿Y el triunfo final?

Fue muy importante, porque era un equipo español que ganaba un título europeo y no era el Real Madrid. Eso era alucinante.

¿Qué recuerdas de aquella plantilla?

Recuerdo sobre todo a Margall, porque ha sido mi jugador de toda la vida.

También a Delgado, que parecía estéticamente el anti-jugador de baloncesto, pero era una roca y cumplía muy bien.

Y a Santillana, Skinner, que era un escolta zurdo, Sagi-Vela, Germán, Villacampa…

Nos conocimos dos años después de aquella final ¿Cómo y por qué me convenciste para ser del Joventut?

Influyó que en Valencia no había ningún equipo de élite, en Primera División. Y al primer incauto que pillé…

No, en serio. Vi a alguien que también le gustaba el baloncesto como a mí, y le hice ver que había algo más que Real Madrid y Barcelona. Y que le gustaba también la película “Basket Music”, cuando a su protagonista, Julius “Dr J” Erving sólo lo habíamos visto en fotos de la revista Nuevo Basket.

Era una opción distinta y muy buena del baloncesto.

Dedicado a mis amigos de la Penya: Ricardo Sánchez, Jordi Villacampa, Joe Galvin, Gonzalo Sagi-Vela, Josep María Margall, Natxo Andreu (por su parte verdinegra), Luis Cebrián y @Penya1930

Fuentes: Revista Nuevo Basket, Ricardo Sánchez, Jordi Villacampa, Joe Galvin, Gonzalo Sagi-Vela, Josep María Margall, Mundo Deportivo, Televisión Española, YouTube.

Agradecimientos: Ricardo Sánchez, Jordi Villacampa, Joe Galvin , Gonzalo Sagi-Vela y Josep María Margall (por sus declaraciones), Marta Sagi-Vela (por ser puente con su tío), Natxo Andreu (por su apoyo en esta andadura y su empuje a hacerlo) y a Juan Carlos (por darme una oportunidad).

🏆 Copa Korac 1981: Cuando el Joventut tocó el cielo de Europa (I)

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