miércoles, junio 7, 2023
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Cuando Italia dominaba Europa. Pallacanestro Cantú, forjando la historia

Bodas de plata para la Copa de Europa. Veinticinco años de la mayor competición continental se merece una final de auténtica altura.

Pallacanestro Cantú. Copa de Europa 1982

Los veintiún equipos que accedieron como campeones de sus respectivas competiciones domésticas, incluido el campeón de la edición anterior que también lo fue de su liga, el Maccabi de Tel Aviv, se dividieron en seis grupos.

El primer clasificado de cada uno de los grupos lograría su pase a la fase semifinal.

Sólo uno de ellos tenía la posibilidad de conseguir un récord histórico en las competiciones continentales: ser campeón de la Copa de Europa, Recopa y copa Korac. Y ese era el Pallacanestro Cantú.

Sería un bonito desenlace para celebrar el aniversario de esta competición. Pero antes debía pasar la eliminatoria previa y posteriormente clasificarse para la final.

Fase Semifinal

Finalmente, Partizán de Belgrado, Nashua de Holanda, FC Barcelona, Squibb Cantú, Panathinaikos y Maccabi de Tel Aviv disputaron esa fase semifinal con la meta puesta en la final de Colonia.

La eliminación más llamativa fue la del CSKA, el todopoderoso equipo soviético, a manos del Panathinaikos griego.

Cuatro equipos eran los favoritos para alcanzar los dos primeros puestos, y desde un principio se vio que Partizán, Barcelona, Cantú y Maccabi iban a pugnar por esos lugares de privilegio.

En una primera vuelta, tanto yugoslavos, españoles e italianos llegaban igualados. Pero los israelíes marcaban un ritmo difícil de seguir por sus rivales: cinco victorias y ninguna derrota.

Y la segunda vuelta de la competición no defraudó. A la última jornada llegó el Maccabi con nueve victorias y cero derrotas, como líder indiscutible. Tanto Partizán como Cantú tenían seis victorias y tres derrotas en su haber. El Barcelona se descolgó con cuatro victorias y cinco derrotas, pero podría ser juez de la competición.

La última jornada deparaba los enfrentamientos entre Cantú – Maccabi y FC Barcelona – Partizán. Las victorias de los conjuntos locales, 100-81 y 119-85, permitieron que el equipo italiano accediera a la final y dejara al Partizán a las puertas de poder conseguir el título.

Teniendo en cuenta los resultados de la fase previa, los israelíes parten como favoritos. Sólo perdieron un partido, el último, en cancha del Cantú cuando todo estaba decidido ya para los de Tel Aviv desde jornadas antes. Pero hablar de pronósticos y favoritismos en una final europea es bastante complicado.

Los movimientos más significativos, en la plantilla, por parte del Squibb Cantú fueron el cambio de Charles Kupeck por Tom Boswell y el de Fausto Bargna por Renzo Tombolato, que fichó por la Virtus de Roma. Con estos relevos, se aseguraban tener unos jugadores interiores que aseguraran el rebote junto a Flowers. Y, en el caso de Kupec, que proporcionara puntos. Además, era un jugador que conocía la liga italiana. Dejaban atrás al díscolo Boswell. Kupec era otro de los jugadores que militaron en equipos de la NBA y fueron tentados por el dinero de los equipos italianos.

La plantilla del Maccabi Tel Aviv también tuvo movimientos. Hay que tener en cuenta que en aquellos años sólo se permitía jugar a 2 extranjeros por equipo en las competiciones continentales. Todavía no estaba implantada la ley Bosman para permitir otras nacionalidades europeas en los equipos. El resto debían ser jugadores nacionales.

El conjunto maccabeo incorporó a Jack Zimmerman, un escolta anotador de nacionalidad estadounidense, y el relevo de Howard Lassof, un pívot estadounidense nacionalizado israelí, por Jim Boatwright. Estos dos jugadores fueron los más significativos para intentar repetir título continental.

Esta forma de nacionalizar jugadores, no era propia solamente del Maccabi Tel Aviv. La realizaban todos los equipos israelíes que pudieran, o tuvieran, esa capacidad para pagar los fichajes. Los trámites no eran complicados debido a las buenas relaciones entre Israel y Estados Unidos. Y los jugadores tenían la doble nacionalidad.

Final Copa de Europa 1982

La Final

El Sporthalle de Colonia era la sede designada para esta edición de la final de la Copa de Europa que enfrentaba al Maccabi de Tel Aviv y al Squibb Cantú.

El cinco inicial del Maccabi está formado por “Moti” Aroesti, Miki Berkowitz, Lou Silver, Earl Williams y Aulcie Perry. Por su parte, el Squibb forma con Pierluigi Marzorati, Antonello Riva, Denis Innocentin, Bruce Flowers y Charles Kupec.

Ambos entrenadores ponen su cinco de gala en pista.

El salto inicial lo disputan Flowers y Williams. Y la primera posesión del partido es para el Squibb Cantú.

La primera canasta del encuentro es para Marzorati, en una rápida transición, tras robarle el balón a Aroesti y culminar una bandeja.

Otra canasta para los italianos. En esta ocasión de Innocentin, tras pérdida de balón de Williams.

Tiene que ser Berkowitz quien, levantándose desde la línea de tiros libres, inaugure el casillero del Maccabi.

Las imprecisiones en ataque del equipo macabeo se han trasladado ahora al conjunto italiano. Esto permite anotar a Silver y a Berkowitz para situar al Maccabi por delante en el marcador.

La afición israelí se hace notar, y de qué manera, en este pabellón de Colonia. Cada canasta o acción favorable a los suyos es vitoreada y las sancionadas en contra, abucheadas. Desde luego, el ambiente es, en cualquier caso, ensordecedor. Ya veremos qué ocurre cuando “despierte” la afición italiana…

Ya tenemos la primera polémica. Antonello Riva recibe un pase de Marzorati. Remonta la línea de fondo. Se levanta para lanzar y Williams salta para taponar el tiro. Riva cae desequilibrado y el colegiado sr. Hernández Cabrera, situado bajo canasta, señala pasos del italiano. Sacan de banda los jugadores del Maccabi. Recupera Kopec y, cuando cruza el medio campo todos se detienen al observar al sr. Mainini parado en mitad de la pista con el brazo en alto. Corrige la decisión de su compañero y señala falta de Williams sobre el tiro de Riva. Una decisión un tanto cuestionable, puesto que él se encontraba en la línea de medio campo y el colegiado español tenía mejor visión de la jugada. Todos los jugadores isrealíes rodean al árbitro francés protestando la decisión.

Parece increíble que este colegiado esté presente en la final, cuando hay mejores árbitros para este menester. Pero tras lo ocurrido en la final de la Recopa del año anterior, no es de extrañar que los altos cargos de la FIBA, encabezados por Stankovic, le diesen este “premio”.

Riva anota los dos tiros libres para empatar el encuentro a seis puntos.

Cinco minutos de partido y el Maccabi domina el marcador por 12-8 y, también el ritmo de juego. Por ahora ese ritmo alto hace que el Squibb Cantú tenga más imprecisiones en sus ataques, donde los israelíes parecen estar más cómodos.

Tiempo muerto solicitado por el entrenador italiano Valerio Bianchini.

Se reanuda el encuentro con balón para el Cantú. Kupec recibe en el poste bajo y lanza. Su tiro es taponado por Williams, pero le señalan falta por desplazar con el otro brazo al rival.

El sr. Hernández Cabrera se dirige a la mesa para indicarles qué jugador ha cometido la infracción. Cuando está dispuesto Kupec para lanzar los tiros libres, se escucha por megafonía que es falta personal de Berkowitz, jugador número “9” del Maccabi. Inmediatamente, el colegiado español se desplaza de nuevo hacia la mesa para rectificarles de su error. Y vuelve a indicar que el jugador sancionado es el “14”. Un error, o confusión, llamativo. Puesto que, las personas encargadas de la mesa de anotación están acostumbradas. Incluso hay algún comisario FIBA entre sus integrantes.

Ya rectificada la situación, Kupec se dispone a lanzar los tiros libres. Anota dos de los tres lanzamientos. 12-10 para Maccabi.

Se produce el primer cambio del encuentro. No parece gustarle cómo van las cosas a Bianchini y da entrada a Fausto Bargna por Innocentin.

Tras unos ataques sin que ninguno de los dos equipos acierte de cara al aro, una magnífica asistencia de Marzorati a Riva, permite que anote bajo canasta sin oposición. Empate a 12 y los italianos han vuelto al encuentro.

Se llevan jugados siete minutos de la primera parte, y no da la impresión que el marcador vaya acorde con el ritmo al que están jugado. Bastantes fallos en los tiros, quizás propiciados por la precipitación de las jugadas.

Anota Silver para deshacer la igualdad, tras un ataque trabajado y bien movido por el conjunto israelí.

Lanza Kupec y Silver cae al suelo. El colegiado español da por válida la canasta y señala falta en ataque. De nuevo se iguala el marcador.

Por la manera de ejecutar los últimos ataques, ambos equipos van a a intentar realizar un juego más pausado, controlando el balón y, buscando buenas situaciones de tiro sin precipitarse. Y correr cuando sea propicio. Desde luego, tienen bases para jugar de cualquiera de las dos maneras.

Ralph Klein solicita tiempo muerto. A pesar de llevar ventaja en el electrónico, 20-18, el entrenador macabeo no está muy contento con la forma en que sus jugadores están finalizando, con poco o ningún acierto, los ataques ni la defensa, puesto que permite a los italianos lanzamientos liberados. Por suerte para ellos, tampoco están acertados.

Restan diez minutos y quiere que las cosas cambien para su beneficio.

Sin duda, ahora llamaría la atención cómo se hidratan los jugadores durante los tiempos muertos. Los italianos beben de una botella, o garrafa, de unos tres litros. Y todos de la misma. Pero los israelís no le van a la zaga: beben en botella de vidrio. Cosas que pasaban en los años 80.

“Están fallando los tiradores del Maccabi. El Cantú tiene menos tiradores que el Maccabi. Pero tiradores tan seguros como Berkowitz, como Lou Silver y como Perry, están fallando en la media distancia por parte del conjunto que dirige Ralph Klein. De ahí que el Maccabi no se puede despegar en el tanteador y el Cantú es una continua amenaza”, comenta Héctor Quiroga sobre lo que se lleva jugado.

Se reanuda el encuentro y el Cantú pone en juego el balón. Cuando le llega a Kupec, se levanta desde cinco metros y anota para empatar a 20. De nada han servido las instrucciones del entrenador maccabeo.

Vuelven los ataques precipitados, poco acierto en los tiros… Pero Flowers aprovecha un contraataque mal ejecutado por Riva para palmear su tiro y adelantar a los italianos en el encuentro.

No tarda Perry en igualar, una vez más, el resultado.

Kupec anota nuevamente desde los cinco metros. Aunque se le fichó para jugar en posiciones interiores, no desaprovecha para lanzar desde la media distancia si la ocasión es propicia. Y tiene buena mano para ello.

Marzorati anota una bandeja tras un pase de Flowers desde su propia canasta. 26-22. Máxima diferencia, hasta el momento, para el Squibb Cantú.

Ralph Klein da entrada a Zimmerman por Aroesti. Por parte del cuadro italiano, Cattini sustituye a Kupec. Se entiende que el entrenador del Maccabi de descanso a su base titular y buscar cambiar nuevas cosas, pero Bianchini sienta a su mejor hombre hasta el momento.

Restan seis minutos y medio y, el conjunto transalpino mantiene una ventaja de dos puntos.

Una serie de imprecisiones de los italianos, permite que, con dos canastas consecutivas de Zimmerman, el conjunto israelí se sitúe dos puntos por delante: 28-30.

Cada vez que uno de los dos equipos adquiere una ventaja o consigue reducirla, su afición se hace notar en las gradas. Y las dos son bastante ruidosas y apasionadas.

Tiempo muerto solicitado por Bianchini. Vuelve Kupec a pista por Riva.

A falta de cinco minutos, el electrónico muestra una nueva igualada. Esta vez a 30 puntos.

Zimmerman se está erigiendo en protagonista desde que sustituyó a “Motti” Aroesti. Seis puntos en tres lanzamientos. La igualdad en el marcador continúa.

En la lucha por el rebote, Kupec saca el codo e impacta en la cara de Williams, que cae el suelo. Héctor Quiroga comenta: “Clásico y típico codazo en la lucha bajo los tableros…” Aquí se reparte de todo, menos amor…

Gracias a Flowers, el Squibb Cantú adquiere una ventaja de cuatro puntos. Se van sumando jugadores a la nómina de anotadores.

Cantu

Ataca el conjunto italiano y, el sr. Mainini señala falta de Zimmerman sobre Marzorati. La mesa indica que se trata de la tercera personal. Se levantan del banquillo el entrenador Ralph Klein y su ayudante, Tal Brody, para protestar. Tras unos momentos de diálogo, se escucha por megafonía que es la segunda falta del jugador del Maccabi. Pero de inmediato vuelven a confirmar que es la tercera, al reclamar también los italianos.

El colegiado francés, ante las reiteradas protestas macabeas, se acerca a la mesa para comprobar qué hay anotado en el acta. Finalmente se confirma que es la segunda personal y se reanuda el juego con 36-35 en el marcador y 2:20 por jugar.

“Es importante una personal, más o menos, en un hombre como Zimmerman. Es una de las últimas incorporaciones del Maccabi, procedente del baloncesto norteamericano. Y uno de los puntales del equipo. Lógicamente, quien no se debe equivocar es la mesa”, comenta Héctor Quiroga sobre este hecho.

Ya ha tenido varios fallos la mesa de anotadores. Algo incomprensible para un evento de la importancia de la final de la Copa de Europa.

Marzorati anota los dos tiros libres y coloca el resultado en una 38-35 favorable a su equipo.

Una nueva canasta de Marzorati hace que Ralph Klein solicite su segundo tiempo muerto. Ve que se le escapa ligeramente el partido. El Squibb Cantú obtiene su máxima renta del encuentro, 40-35, a falta de minuto y medio. Y el entrenador del Maccabi debe poner orden en sus jugadores para redicir esa diferencia, o que al menos no se amplíe en el tiempo que resta para llegar al descanso.

Miki Berkowitz comete su tercera falta. Es sustituido por Aroesti.

Una entrada a canasta de Marzorati, le permite realizar una bandeja de bella factura para situar el 44-35 en el electrónico. De poco le ha servido a Klein el tiempo muerto.

Pero dos canastas de Perry reducen la diferencia a cinco puntos.

Finaliza la primera parte con el resultado de 44-39. Un primer periodo donde, Marzorati se ha erigido como el mejor jugador. No sólo de su equipo, sino del encuentro. Ha dado una auténtica lección de baloncesto, en ataque y en defensa. Pero sobre todo dirigiendo a sus hombres con una verdadera maestría.

Los hombres del Maccabi deben frenarlo si quieren volver a tener opciones de alzarse con el título. Tienen que impedir que juegue cómodo, que piense, que dirija, que anote… El sueño de lograr repetir triunfo en la Copa de Europa, para los israelís, pasa por detener a Pierluigi Marzorati.

Otra de las claves, es el bajo porcentaje en el tiro macabeo. Demasiados fallos en sus hombres más fiables. Mejorar su acierto en el lanzamiento de media distancia es vital para un equipo que vive de esos tiros.

El Squibb Cantú está realizando su partido. Al comienzo no estaba centrado. Pero cuando han conseguido tranquilizar su juego y encauzarlo a su forma de jugar, a su ritmo, no han tenido problemas para llevarlo a cabo. E irse al descanso con esa diferencia, merecedora por los méritos de uno y otro conjunto.

Va a dar comienzo la segunda parte. Aroesti, Berkowitz, Silver, Williams y Perry repiten como quinteto de salida, por parte del Maccabi. Marzorati, Cattini, Innocentin, Flowers y Kupec son los elegidos por Bianchini.

La primera posesión es para el conjunto israelí. Y no desaprovecha Silver la ocasión de anotar.

Después de un nuevo parón en el juego, el reloj de partido no se había puesto en marcha, Marzorati encesta para volver a situar la diferencia en cinco puntos.

Valerio Bianchini sienta a Innocentin para dar entrada a Riva, en un intento de frenar a Silver.

Perry toma el relevo anotador de Lou Silver y, sitúa al Maccabi a un solo punto de los italianos: 46-45.

Anota Berkowitz para adelantar a los israelís y, su afición vuelve a hacerse notar en el pabellón.

En dos minutos y medio, la falta de acierto en los italianos y el buen hacer del Maccabi, se ha igualado el partido.

Tercera falta de Cattini, que es sustituido por Innocentin.

Estos primeros minutos de la segunda parte son un calco de lo acontecido al comienzo del encuentro: aciertos y fallos por ambas partes sin que ninguno de los dos conjuntos tome claramente el mando del juego ni del marcador.

Es el Squibb Cantú el primero en imponer un ritmo más rápido. Y el Maccabi no es capaz de suguirlo con la misma precisión anotadora que tienen ahora mismo los italianos. El acierto de unos y los errores de los otros, hace que el marcador refleje un 57-49 favorable a los transalpinos.

No debe caer el conjunto israelí en intentar jugar a lo que propone el rival. Tiene armas suficientes para “regresar” al encuentro siguiendo sus propios criterios. Tienen que tranquilizarse y no tomar decisiones precipitadas.

“Está más nervioso el Maccabi, que está defendiendo el título de campeón de Europa, que el Squibb Cantú, que llega a este partido por primera vez en su historia”, comenta Héctor Quiroga.

Flowers anota para colocar el 59-53 en el electrónico, cuando se llevan disputados casi seis minutos de la segunda parte.

Ralph Klein solicita tiempo muerto. No le debe gustar que su equipo no sea capaz de recortar distancias de nuevo entra en pista Zimmerman por Aroesti. Sacrifica a su director de juego poniendo en liza a un anotador más. De esta forma, serán el propio Zimmenrman y Berkowitz quienes realicen la función de base.

No le sale bien la estrategia al entrenador israelí, sino más bien todo lo contrario. El Squibb Cantú logra situar la máxima diferencia de todo el encuentro, cuando una canasta de Innocentin hace subir el 65-55 al marcador. Se han jugado ocho minutos y, todavía hay tiempo para la reacción. El Maccabi se sitúa en una defensa zonal 2-1-2.

En la lucha por el rebote entre Perry, Riva y Kupec, el sr. Hernández Cabrera señala falta del jugador americano del Cantú. Es la tercera personal de Kupec.

Y de nuevo problemas en la mesa de anotadores. Ante las protestas de ambos banquillos, el colegiado francés, vuelve a revisar el acta sin que nadie se ponga de acuerdo.

“Se vuelve a repetir la incidencia de primera parte cuando a Zimmerman le habían colocado la tercera y era la segunda. Aquí es donde se deja ver lo importante que es tener la cabeza fría y personas serena en una mesa de cronometradores. Sobre todo, en una final de Copa de Europa, donde no se pueden permitir estos errores”, indica Héctor Quiroga sobre esta situación.

Aparte de corregir los errores de la mesa, estos parones hacen que los jugadores se enfríen. Y perjudica, en este caso, al equipo de Tel Aviv, que estaba reduciendo la diferencia del marcador.

Se reanuda el encuentro, tras cuatro minutos de discusiones y deliberaciones, dejando a Kupec con tres faltas personales. Tal y como se había indicado en un principio.

En poco más de dos minutos, el Maccabi es capaz de reducir la diferencia y dejar el electrónico en 69-65. Además, tiene la posibilidad de acercarse más, tras la tercera falta señalada a Riva.

Valerio Bianchini solicita tiempo muerto. No debe estar nada contento con sus pupilos que, con sus ataques fallados y unas defensas poco acertadas, han permitido la remontada israelí.

Una canasta de Berkowitz hace renacer las esperanzas al colocarse a dos puntos de su rival, 69-67. Y la ilusión vuelve también a las gradas. Sus aficionados apoyan ahora más a su equipo con cánticos y ruidos atronadores.

“Si empatan los del Maccabi, esto se va a venir abajo”, comenta Héctor Quiroga.

Una reacción del Squibb, protagonizada por Kupec, Flowers y Marzorati, sitúan el 79-71 en el marcador a falta de cuatro minutos para el final.

Cada vez queda menos tiempo, y el Maccabi debe realizar otro gran esfuerzo si no quiere que el título viaje a Italia. El Cantú se ha rehecho del mal momento que ha tenido y vuelve a luchar por el triunfo.

Tiempo muerto solicitado por Ralph Klein. Muchas órdenes, muchos conceptos que debe impartir a sus jugadores para intentar dar la vuelta al encuentro. Sale Aroesti por Silver.

Se reanuda el encuentro y Zimmerman lanza desde la media distancia. Falla y en la lucha por el rebote, Williams comete falta. Es su tercera personal.

No aciertan los italianos en ataque y sale al contraataque el Maccabi. Tiro de Berkowitz que no entra, pero Williams anota tras hacerse con el rebote. 79-73.

Otro balón perdido por el Cantú. No consigue anotar Williams y Perry comete falta sobre Riva cuando ya se había hecho con el balón. Una falta tonta e innecesaria que supone la quinta personal del israelí. Primer jugador eliminado. En su lugar entra Silver.

Restan 2:50. El marcador indica 79-73 favorable a los italianos. Presionan los israelís. Berkowitz roba el balón y es objeto de falta por parte de Cattini.

Valerio Bianchini solicita tiempo muerto. Ahora deben mantener la calma para no perder el encuentro. Regresa Marzorati a pista, tras un merecido descanso, puesto que el entrenador ve necesario su concurso para afrontar el tramo final. Lo ha mantenido en el banquillo poco más de un minuto de juego.

Berkowitz anota los dos tiros libres. 79-75.

Continúa la presión del Maccabi y recupera el balón tras señalar Mainini campo atrás de Marzorati.

Miki Berkowitz comete su cuarta personal. En la transición Flowers anota, solo, bajo canasta. 81-75.

Zimmerman, en suspensión. 81-77. Quedan dos emocionantes minutos para el final. El Maccabi no se rinde.

Marzorati sube el balón. Intenta un pase a Flowers y, Williams, en su intento de robar el balón, el sr. Hernández Cabrera le señala falta. Con el consiguiente abucheo de la afición israelí.

Flowers falla los tiros libres, pero los italianos se hacen con el rebote. El colegiado español indica pasos de Marzorati.

Mueve el balón el Maccabi. Zimmerman lanza desde cinco metros, pero falla su tiro. El rebote lo captura Williams. Se dispone a tirar bajo canasta y recibe un manotazo de Flowers. Cuando se levanta para tirar, le da otro, pero anota. El árbitro español señala la falta del jugador del Squibb y anula la canasta, ante las protestas de los jugadores israelíes. La jugada es bastante clara, puesto que cuando pita el colegiado, Flowers le ha golpeado dos veces.

Williams anota uno de los tiros libres. 81-78.

El Maccabi no se entrega y recupera el balón. Lanza Silver. Falla y Williams palmea el rebote. El sr. Mainini anula la canasta por falta previa del pívot del conjunto macabeo. El público abuchea su decisión.

Desde la mesa indican que se trata de su quinta falta personal. Protestan los componentes de cuerpo técnico porque no están de acuerdo, otra vez, con la cuenta de personales.

“La mesa está hecha un lío, señoras y señores. Han fallado en todo. La verdad, hemos consultado con la mirada a varios periodistas y todos están de acuerdo que Williams tenía solamente tres faltas. Esta era la cuarta. Sin embargo, le han puesto la quinta. Mantienen la decisión y Williams se tiene que ir al banquillo. El Maccabi ha perdido un bastión muy importante”, explica Héctor Quiroga.

Lo sustituye Lasof. Restan 42 segundos y el Squibb está delante en el marcador por 81-78.
Kupec se dispone a lanzar los tiros libres. Anota los dos. 83-78.

Se da una circunstancia curiosa con estos lanzamientos que nadie ha reparado. Kupec se encarga de lanzar los tiros libres, pero el colegiado francés, cuando señala la falta de Williams, indica que es por empujar, al contrario. Y en esa jugada, quien sale desequilibrado y por tanto, objeto de la infracción es Cattini. Otro error más para la mesa y también para el colegiado. Y una diferencia sustancial del hombre que lanza los tiros.

Zimmerman falla y en el rebote señalan falta de Lassof. Tiros libres para Flowers.

Anota el primero, pero falla el segundo. El rebote lo captura Aroesti que, en transición encesta. 84-80.

Falta de Silver a falta de veintiún segundo.

Saca de banda el Squibb Cantú. Mueve el balón y, cuando Riva trata de anotar de bandeja señalan falta de Sivler. Tiros libres para el italiano.

Anota dos tiros libres. 86-80. Quedan siete segundos.

Con un último lanzamiento fallado de Zimmerman finaliza el partido.

El Squibb Cantú se proclama campeón de la Copa de Europa.

Cantu Copa de Europa 1982

Si en la primera mitad, Kupec y, sobre todo, Marzorati fueron fundamentales, Riva, Flowers y el propio Marzorati han sido las columnas del triunfo italiano en la segunda parte.

Pierluigi Marzorati ha dado una auténtica lección, ha impartido cátedra, de cómo manejar un encuentro, dirigir a su equipo y anotar cuando se necesita. Sin duda, el mejor jugador de la final.

Valoración personal

Se enfrentaron los dos equipos más en forma y considerados de los mejores de Europa. Sin embargo, la anécdota de esta final era que se trataba de una “Supercopa de Europa”. Algo que oficialmente, en el baloncesto masculino, no se realiza: enfrentar al campeón de la Copa de Europa con el de la Recopa. Y fue un buen colofón al veinticinco aniversario de la competición.

El año anterior, el Maccabi venció a la Sinudyne Virtus Bologna. El Squibb Cantú, por su parte, derrotó al FC Barcelona en la final de la Recopa.

El bloque del conjunto italiano supo imponer su ritmo y encontrar en todo momento el juego que más le convenía para imponerse a las estrellas israelíes.

De esta forma, el Squibb Cantú era el primer equipo de Europa en conseguir el triunfo en las tres competiciones continentales: Copa Korac, Recopa y Copa de Europa.

Quinto título continental del equipo italiano en seis años, que da una idea del buen trabajo que se está realizando en Cantú. Un gran conjunto entre finales de los años 70 y principios de los 80.

Cantu Copa de Europa 1982

La designación arbitral sigue siendo algo de lo que se puede discutir. Y no es que el sr. Hernández Cabrera no se lo mereciese, sino que darle el “premio” al sr. Mainini de arbitrar otra final continental es algo sospechoso. Teniendo en cuenta que había otros árbitros de categoría internacional que podrían haber sido designados con mayor mérito, la mano de Boris Stankovic siempre planeaba en este aspecto.

Sobre los componentes de la mesa de anotadores es otro aspecto a tener en cuenta. Debe estar formada por gente competente y que esté acostumbrada a eventos importantes. No debería ocurrir ningún error a la hora de llevar las señalizaciones de las personales. Sucede una ocasión, podríamos decir que es algo puntual. Pero, que ocurra en varias ocasiones y se detenga el juego durante bastantes minutos, es algo inconcebible. Ante todo, si se quiere que el baloncesto crezca.

Del comisario FIBA que tendría que imponer y controlar lo que ocurre en la mesa, mejor ni se comenta. Parece que no existiese.

Por ese lado, fue algo caótico.

Fuentes: Revista Nuevo Basket, Mundo Deportivo, Televisión Española, YouTube.

Agradecimientos: Natxo Andreu (por su apoyo en esta andadura y su empuje a hacerlo) y a Juan Carlos (por darme una oportunidad).

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