Hoy en día no suele haber mucho espacio para la humanidad y las relaciones personales en una competición más impersonal que nunca. Pero cuando dos personas trabajan juntas durante casi 20 años, codo con codo, día a día, sentimientos que van más allá del respeto y la cordialidad pueden llegar a surgir.
En una conferencia de prensa unos días después de la retirada de Tim Duncan, Gregg Popovich declaró que una de las cosas que más iba a echar de menos de Tim Duncan, era «tomar un trozo de pastel de zanahoria» . No dio ninguna explicación más sobre aquello y el resto de la conferencia de prensa discurrió con normalidad. Aquella frase de Popovich, que pasó desapercibida, encerraba una historia entrañable teniendo en cuenta el carácter de ambos personajes.
Cada vez que San Antonio Spurs estaba de gira, Gregg Popovich solía ir con su staff a cenar, normalmente a algún restaurante con una buena valoración de la revista Zagat. Al final de la cena , Gregg Popovich solía pedir un trozo de pastel de zanahoria para llevar.
Popovich dejaría el trozo de pastel de zanahoria en el hotel del equipo en la puerta de la habitación de Duncan. En una conversación entre ambos salió a la luz la debilidad que sentía el jugador por este pastel, y Popovich tuvo ese detalle con su jugador en uno de sus viajes. Era un gesto más paternal que de respeto entre dos profesionales. Aquel gesto se convirtió en un ritual para Popovich cada vez que los Spurs salían de gira. Con el tiempo se convirtió en un símbolo de los lazos que habían contraído el jugador y el entrenador. Una vez que Duncan se retiró, el servicio de habitaciones cesó.
«Tuve que quitarme de la cabeza el impulso de ir a comprar pastel de zanahoria cada vez que jugábamos fuera».- GREGG POPOVICH
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