Ricky Rubio: Trust The Process
Ricky Rubio, a sus 31 años, y tras once temporadas en la NBA, ha firmado esta semana el que probablemente sea su mejor partido en la liga americana. El base español consiguió 37 puntos (career-high) y 10 asistencias, consiguiendo un 8/9 en triples (career-high) y convirtiéndose de esta manera en el PRIMER jugador en TODA la historia de la NBA en conseguir 30+ puntos, 10+ asistencias y 8+ triples saliendo desde el banquillo. Y todo esto en una de las mecas del baloncesto mundial como es el Madison Square Garden para conseguir una nueva victoria de su equipo.
Ricky Rubio conquista el Madison Square Garden
Tras el partido, Ricky habló con los medios dejándonos una interesante reflexión cuando le preguntaban por su buen momento de forma.
Ricky es un jugador que, históricamente, desde que en 2011 desembarcara en la liga americana, no ha contado con la mejor de las suertes a la hora de jugar en franquicias competitivas. Recordemos que comienza a jugar en Minnesota, después Utah y Phoenix (cuando estas aún no eran lo que son hoy en día) hasta que, finalmente, este año, recala en los Cavs. De hecho, y hasta el momento, tan solo ha podido jugar dos años Playoffs con los de Salt Lake City, cayendo en primera ronda en ambos. Las últimas temporadas, y desde que salió de Minnesota, Ricky se ha encargado de elevar el techo competitivo de todas las franquicias por las que ha pasado. Lo hizo en Utah pero sobre todo en Phoenix y ahora en Cleveland. Pero lejos de repasar toda la trayectoria en la NBA, me centraré en el proceso que ha seguido y que le ha llevado a ser el jugador que es hoy en día y por el que, quizás sin tener el mismo cartel que pueden tener otras estrellas, se pelearían todas las franquicias de la liga hoy en día.
Recordemos que Ricky Rubio no ha tenido una carrera nada fácil dentro de la NBA. En su primer año se lesiona su rodilla y apenas puede jugar 40 partidos, en su cuarto año se ve obligado a operarse de su tobillo y se pierde prácticamente toda la temporada. Además, en 2016, Ricky pierde a su madre a causa de un cáncer de pulmón, lo que le deja muy afectado psicológica y mentalmente y le lleva incluso a replantearse su futuro en la liga. Tras esto Ricky es capaz de reponerse, y seguir mejorando su juego y a sus equipos, valiéndose de su cada vez mayor veteranía. Trabaja no solo su cuerpo sino su mente y esto le ayuda a abstraerse de las críticas que le tachan de ser un mal tirador y de no acabar de “estallar” como una superestrella de la liga. Ricky sigue trabajando con sus equipos e individualmente preparándose para llevar su juego a otro nivel. El propio jugador ha reconocido que la mente juega un papel fundamental y que, en su caso, en muchas ocasiones, le ha impedido desarrollar todo el potencial de su juego. Pero sabía que todo iba a cambiar.
En 2019, es cuando llega un punto de inflexión que ha sido clave en su carrera: el Mundial FIBA en China, al cual, sorpresivamente, llegó a plantearse incluso su asistencia. Antes de ir, Ricky decide ponerse en contacto con Raúl López, jugador español también ex-NBA, para trabajar en verano su tiro y, sobre todo, la confianza. Después de ganar el Mundial siendo el MVP, Ricky declaró que Raúl había sido parte fundamental en su éxito. Rubio jugó el mundial con una confianza que nunca se había visto en él y con una capacidad anotadora que hasta entonces no había mostrado. Él comentaba que no es que hubiese mejorado su tiro sino la confianza en él. Ricky empezó a creerse de todo lo que era capaz, consiguiendo así llevar su juego a una nueva dimensión. La calidad siempre había estado ahí pero no la confianza para dejarla fluir.
Y es de esta forma en la que Ricky encontró la tecla que le faltaba para dar este paso adelante. Y esta temporada, por fin ha conseguido destaparse como el grandísimo jugador que es. Ya no es solo ese organizador de juego que puede aportarte experiencia desde el banquillo. Ricky se ha convertido en una pieza imprescindible que, además de organizar y ayudar a los jóvenes a desarrollar su juego, te aporta muchos puntos desde el banquillo con unos grandes porcentajes.
La dimensión a la que Ricky ha elevado su juego es una cuestión de confianza en sí mismo. Él sabe que siempre ha sido un gran jugador, pero nunca se lo había creído realmente, al menos, hasta ahora, que parece haber encontrado su mejor forma idónea, tanto mental como física, en Cleveland. Es verdad que a muchos nos gustaría poder verle en un entorno más competitivo y donde tuviese la oportunidad de aspirar a hacer algo en Playoffs. No obstante, la idea de estar viéndole como líder absoluto de la segunda unidad y como principal organizador y anotador desde el banquillo de un equipo tan joven que está sorprendiendo a todos en la liga, cada vez me está gustando más. Como reflexionó tras su partido en el Madison: “cada uno tiene su camino. Todo depende de lo que tú crees y piensas y no de lo que los demás dicen de ti. Tienes que aprender a gestionar tu mente. Es un proceso diario”.
A sus 31 años, tras varias lesiones, algunos traspasos inesperados, la pérdida de una figura tan importante como la de su madre y la falta de confianza en su juego, Ricky Rubio parece haber encontrado, por fin, su momento en la liga. Un proceso largo, tanto física como mentalmente, lleno de altibajos pero que, sin duda, ha merecido la pena.
Trust the process.
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BALONCESTO #NBA. Historias, noticias, anécdotas y curiosidades de la mejor liga del mundo.
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