La figura del Sexto Hombre en la NBA es un perfil cada vez más demandado por los equipos que buscan un revulsivo que sea capaz de romper los partidos saliendo desde el banquillo. Parece que, por fin, la liga está empezando a valorar esta figura y a otorgarle la importancia que tiene dentro del devenir de las temporadas de los distintos equipos.
Durante gran parte de la historia jugadores como Manu Ginóbili fueron vilipendiados por su condición de suplente, a pesar del excelso nivel en pista que desempeñaban al salir a jugar. Hubo una época en la que el salir desde el banquillo parecía estar ligado con no ser una estrella y ni siquiera tener una importancia real en el equipo más que tratar de no bajar mucho el nivel de los titulares. Pero nada más lejos de la realidad, ya que a lo largo de la historia han existido grandísimos jugadores cuyo rol saliendo desde el banquillo ha sido clave y fundamental en equipos campeones. Hoy en día figuras como la de, por ejemplo, Tyler Herro son fundamentales para una franquicia que aspire a llevarse el campeonato.
Pero si hablamos de la figura de Sexto Hombre NBA, el primer nombre que se nos viene a la cabeza es, sin duda, el del bueno de Jamal Crawford, que, lamentablemente, ha anunciado su retirada del baloncesto profesional, a sus 42 años y tras dos años sin equipo. Junto a Lou Williams, Jamal es el jugador que más veces ha sido galardonado con el premio que te designa como el Mejor Sexto Hombre de la liga, con hasta tres trofeos en sus vitrinas.
Crawford, durante sus 19 temporadas en la liga, 20 si contamos el único partido disputado con los Nets hace ya más de dos años, fue uno de los principales culpables de esa redefinición de la posición del Sexto Hombre. Bulls, Knicks, Warriors, Hawks, Blazers, Clippers, Timberwolves, Suns y, finalmente, Nets pudieron gozar del enorme privilegio de poder disfrutar de uno de los mejores manejadores de balón que hayan pasado por la competición.
Jamal siempre fue diferente, desde el Instituto y la Universidad empezó a llamar la atención y a atraer las miradas de los ojeadores de la NBA, por lo que en el 2000, tras tan solo un año en la universidad, decide presentarse al Draft. En el puesto número 8, los Cleveland Cavaliers decidieron apostar por él, aunque posteriormente traspasarían su selección a Chicago, donde debutaría como jugador NBA. A pesar de no empezar con el mejor pie en la liga durante sus dos primeros años (falta de adaptación y alguna que otra lesión), en la tercera temporada empezó a despuntar, lo que le sirvió para comenzar a ser titular en algunos de los partidos. En su cuarta temporada se hizo con la presencia en el quinteto y, a pesar de firmar un gran año en términos individuales, colectivamente fue un auténtico desastre por lo que optó por un traspaso que le llevó a Nueva York. Tras cuatro temporadas y media buenas en el aspecto individual en Nueva York, pero aún lejos de su objetivo de disputar unos Playoffs, los Knicks deciden traspasarlo a Golden State, donde tan solo estaría lo que resta de temporada. Atlanta sería su próximo destino y donde empezó a labrarse la fama de “Sexto Hombre” consiguiendo el primero de sus tres trofeos durante la temporada 2009-10, además de darle la posibilidad de disputar sus primeros Playoffs desde que había llegado a la liga. Tras dos años cayendo en PO, y un breve paso por Portland, Jamal recala en el equipo que le haría dar el salto definitivo en su carrera: Los Angeles Clippers.
Aquí es donde Jamal encuentra, por fin, un hogar en el que asentarse y donde realmente empieza a ser regular, a tener confianza y a despuntar con su rol de Sexto Hombre, consiguiendo, además hasta dos trofeos más que le acreditan como un tres veces ganador de este galardón. En los Clippers se convirtió en una pieza indispensable en el proyecto de Doc Rivers, redefiniendo la importancia del jugador NBA que salía desde el banquillo. A pesar de todo, algunas lesiones de compañeros le dejaron sin la posibilidad de disputar unas Finales. A partir de aquí y durante tres temporadas más, Crawford pasó por Minnesota, Phoenix y Brooklyn, asumiendo más un rol de veterano experimentado y de tutelaje de los jóvenes, dando así los últimos coletazos a una carrera a veces olvidada pero que nos dejó algunos momentos para el recuerdo de uno de los anotadores más prolíficos partiendo desde el banquillo. Además, para mí, es uno de mis principales referentes en cuanto a manejo de balón y control del bote que yo haya visto en la NBA. Uno de esos jugadores que esperabas impaciente después del inicio del partido para ver con que te iba a sorprender cada noche. Pero, ante todo, Crawford será recordado por haber redefinido y dignificado la figura del Sexto Hombre en la liga. Y eso es algo que no tiene precio y que merece tener un hueco privilegiado en la historia de la NBA.
Gracias por todo Jamal y buena suerte.
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